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Construcciones sociales sobre género y participación*Traducciòn de Titulo (Inglés):Social constructions on genre and participation |
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Resumen: |
Este documento nace de las reflexiones abordadas en la investigación sobre la “participación de las jóvenes en prácticas culturales de los grupos juveniles en los municipios de La Ceja y Rionegro” en Antioquia, Colombia; acá se plantean tres asuntos, uno es el enfo que se generan sobre los conceptos de género y participación, donde se ven reflejadas condiciones que conciben la participación de las mujeres jóvenes como una construcción compleja, que va más allá de la simple búsqueda de contextos igualitarios, en este espacio se plantea básicamente un cuestionamiento sobre si existen o no condiciones diversas para la integración a espacios de participación social y cultural para mujeres y hombres jóvenes, de igual forma, se plantean algunas consideraciones finales, donde se propone pensar en un contexto de equidad entre hombres y mujeres.
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Abstract |
This document surges from reflections made along research on “participation of young women in cultural practices of juvenile groups in municipalities of La Ceja and Rionegro”, Antioquia, Colombia; three issues are stated; one of them is the theoretic approach to the topic of research, where the qualitative approach and its outlining are described, as a strategy to answer to specific questions and approach matters from description, analysis and later interpretation of the same, obtaining results from conditions and motivations of the subject. The research was developed under a model of qualitative research with young women participating in juvenile groups, artistic, and religious; the second part refers to social constructions produced on concepts of genre and participation, which show conditions that conceive young women participation as a complex construction, going beyond the simple search for equalitarian contexts, in this space it is basically stated a question on whether or not there are diverse conditions for integration to social and cultural participation by young women and men; likewise, some final considerations are stated, that propose to think about an equity context among men and women.
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Preguntarse por las condiciones de participación de las mujeres, específicamente de las mujeres jóvenes supone tocar un tema que se ha tratado durante las últimas dos décadas con gran ímpetu, desde la perspectiva de género y de suposiciones igualitarias.
A través de estas dos décadas se han visualizado varios estudios sobre mujeres y jóvenes que mostraron condiciones y circunstancias que hacían parte de estas poblaciones y que de alguna manera vulneraban su participación en la sociedad desde diferentes puntos de vista, como el político, económico y religioso.
Recopilando algunas de las investigaciones que se realizaron en América latina alrededor de la población juvenil (Stern & García, 2000; Cinterfor-OIT , 1988; Perez & Zermeño, 2006), podemos ver que estas buscan identificar las prácticas de consumo, la apropiación de producciones y territorios, la sexualidad en torno a enfermedades transmisión sexual, principalmente el SIDA y la intervención de la juventud en la industria.
Ya en los años 90, las investigaciones sobre jóvenes abordan otras tendencias como la participación y el ingreso a la vida académica, en el año de 1994 Colombia, siendo de esta manera el primer país de Latinoamérica que revisa los mapas en materia de juventud, aborda temas como las identidades y pandilleros, entre otros, desde la vida cotidiana de los jóvenes, dándoles voz a sus tragedias, sin embargo aún hoy en el siglo XXI, en nuestra región son pocas las investigaciones que nos hablen de la realidad de las mujeres jóvenes y su participación en las prácticas culturales, por esta razón se hace necesario investigar e indagar sobre su participación y formas de organización dentro de los grupos juveniles y a su vez de las prácticas culturales.
De esta manera preguntarse por el tema de género y participación social de las mujeres jóvenes se hizo fundamental en la medida en que se posibilita la construcción de espacios para el dialogo y la integración de lógicas de interpretación e integración de esta población a la sociedad en condiciones de equidad.
Así, la formulación de las siguientes preguntas fue base para iniciar el proceso de investigación:
1. ¿Qué características socio-culturales, tienen las jóvenes que participan en las prácticas culturales de los grupos juveniles en los municipios de La Ceja y Rionegro?
2. ¿Cuáles son las condiciones socio-culturales que determinan el ingreso de las jóvenes en las prácticas culturales de los grupos juveniles en los municipios de La Ceja y Rionegro?
3. ¿Cuáles son los motivos que tienen las jóvenes para ingresar a las prácticas culturales de los grupos juveniles en los municipios de la Ceja y Rionegro?
Estas preguntas se construyeron desde el enfoque cualitativo y el tipo de investigación descriptivo, con el fin de generar discursos en torno al tema, que desembocaran en espacios para el dialogo entre géneros, esta investigación tuvo lugar en los municipios de La Ceja y Rionegro, departamento de Antioquia, Colombia, con cuatro grupos juveniles durante un período de un año de trabajo investigativo y reflexivo.
Definir el tipo y el enfoque en una investigación, es ubicar las herramientas y las propuestas metodológicas que apliquen para la búsqueda de soluciones de un tema o problema en particular, con unas características y situaciones concretas, que deben ser coherentes con los objetivos planteados en la investigación.Por lo cual, para este proceso investigativo el tipo de investigación fue el descriptivo y el enfoque cualitativo, los cuales cumplen con las condiciones para abordar las características específicas de los objetivos y las preguntas orientadoras que se establecieron para el desarrollo de éste, ya que “Los investigadores que usan enfoques cualitativos pretenden conocer una situación social como un todo, teniendo en cuenta sus propiedades, relaciones y su dinámica “interna”. (Torres, 1997:26).
Así, se partió de la premisa de que el enfoque cualitativo permite la recolección y el análisis de la información desde las singularidades de los sujetos, considerando sus narraciones, sus historias, sus vivencias y el entramado social donde habitan, es decir, el contexto hace parte esencial en estas investigaciones y la información es analizada de manera conjunta con el entorno, pues tiene sus bases en corrientes como el interaccionismo simbólico, la fenomenología y la hermenéutica.Es de anotar, que este enfoque es el “giro de la mirada” de los enfoques estructuralistas tradicionalmente usados en las ciencias, que hace parte de un entramado metodológico y riguroso, que permite la generación de conocimientos claves en la comprensión de las realidades sociales:
La investigación cualitativa no constituye solamente una manera de aproximarse a las realidades sociales para indagar sobre ellas pues sus propósitos se inscriben también en un esfuerzo de naturaleza metodológica teórica, producto de un cambio paradigmático de amplia significación que resulto de una polémica muy productiva sobre los soportes en los cuales se había sostenido hasta entonces la investigación empírica; “giro de la mirada” podríamos llamarlo, que puso en cuestión los universalismos y los enfoques estructurales para situar la mirada en el sujeto de la acción, en sus contextos particulares con sus determinaciones históricas, sus singularidades culturales, sus diferencias y las distintas maneras de vivir y pensar sobre los grandes y los pequeños acontecimientos y situaciones por las que han cruzado sus historias personales. (Galeano, 2004:11)
Lo anterior, lleva a integrar la investigación con enfoque cualitativo como una herramienta que busca la interpretación y comprensión de los datos y las situaciones que vivencian los sujetos, sin olvidar que hacen parte de un contexto y que son ellos quienes crean y transforman sus imaginarios sociales; es así que en esta investigación “Para el investigador esto es parte de la complejidad de la narrativa porque una vida es también una cuestión de crecimiento hacia un futuro imaginario y por lo tanto, implica recontar historias e intentar revivirlas. Una misma persona está ocupada al mismo tiempo en vivir, en explicar, en re-explicar y en re-vivir historias” (Zemelman; 1997:19).
También, para este proceso y aunque la investigación tuvo sus bases en el enfoque cualitativo, se usó una herramienta del enfoque cuantitativo como la encuesta, para la ampliación y validación de la información recogida.
Así, se puede decir que la confiabilidad del enfoque adoptado esta dado por la capacidad del investigador para la recolección de la información, la adecuación de las herramientas y técnicas y la escogencia de las circunstancias y sujetos que se intervinieron, lo que a su vez esta mediado por la validación de la información, la cual para este caso, es dada por la triangulación de la información arrojada por las fuentes, de los conceptos teóricos, de los enfoques y de los informantes.
Haciendo uso de las categorías de análisis, de las observaciones constantes, de las hipótesis establecidas, la exigencia de la metodología y la aplicación de las técnicas en concordancia con la búsqueda de las respuestas a las preguntas orientadoras y a los objetivos planteados para este proceso de investigación.
Pensar, en el rol que un investigador debe cumplir en un proceso de recolección y análisis de la información, básicamente es pensar en la unión del enfoque y resultados esperados, así, y después de haber definido un proceso cualitativo, se entiende que el investigador debe facilitar la recolección de la información y la compresión de esta, por medio del diseño y aplicación adecuada de las técnicas, herramientas y estrategias para el desarrollo del proceso, además de propiciar el ambiente y las condiciones adecuadas para que los participantes manifiesten sus vivencias y opiniones frente al tema, para obtener como resultado una comprensión de los hechos.
Además, el investigador debe cuestionar la intencionalidad y objetivos de la investigación, sus posiciones ideológicas y políticas frente a ésta y ser capaz de reestructurar, si es necesario, las categorías de análisis y categorías emergentes en la investigación.
Esta investigación se desarrolla con cuarenta (40) mujeres jóvenes entre 14 y 23 años, participante en grupos juveniles de La Ceja del Tambo y Rionegro, Antioquia, municipios ubicados en el oriente antioqueño, región con condiciones estratégicas, tanto económicas como geográficas.
Estos municipios fueron escogidos teniendo en cuenta el entorno y sus características particulares, una de ellas, se basa en que en ambos municipios la población femenina es mayoritaria a la masculina, sin embargo, se evidencia la poca integración de las mujeres jóvenes a los espacios y prácticas culturales.
Para la selección de la muestra se estableció la intervención a cuatro grupos juveniles, dos del municipio de La Ceja y dos del municipio de Rionegro respectivamente; en cada municipio se escogió un grupo de tipo religioso y otro de tipo artístico, teniendo en cuenta que estos deberían estar insertos en prácticas culturales.
Es de anotar que la escogencia de los grupos dependiendo del tipo, se dio por las características del contexto, es decir, considerando que el municipio de La Ceja es un municipio históricamente conservador a nivel religioso, donde se asentaron varias comunidades creyentes católicas y el municipio de Rionegro, aunque tiene características similares, es un municipio que en la actualidad está afrontando una transformación de pueblo a “ciudad” de forma precipitada, y de esta manera se leen nuevas realidades sociales en contexto; por lo cual se estableció la intervención a estos dos municipios, describiendo características socio-culturales que envuelven la participación de las jóvenes en estos espacios, tanto en la particularidad de los municipios, como en los diferentes grupos. (Los anteriores comentarios se basan en la investigación del Iner-Corenare, 1990).
En primera instancia se aplicó una técnica de recolección de información del enfoque cuantitativo como la encuesta, aplicada a cuarenta (40) jóvenes participantes en los cuatro grupos juveniles en los cuales se realizó trabajo de campo con jóvenes que estaban entre los 14 y 23 años de edad.
A partir de estos datos, se estableció la intervención con enfoque cualitativo por medio de técnicas de investigación social como la observación participante, el taller y la silueta; lo que permitió el manejo estadístico de datos y su representación, y al mismo tiempo facilitó la triangulación de la información recogida con ayuda de ambos enfoques, haciendo de estos una posición complementaria.
Este proceso metodológico se llevó a cabo, teniendo en cuenta que: “Los resultantes de las investigaciones cualitativas suelen asumir diversas formas; todas ellas otorgan un lugar para las descripciones provenientes de la reconstrucción, donde se presentaran situaciones y se oirá la voz de los actores.” (Torres, 1997:29).
Como ya se mencionó, la investigación se desarrolló en Colombia en dos municipios del oriente antioqueño cercano o alptiplano, zona con una gran influencia de la ciudad de Medellín, donde se trabajó con grupos juveniles, dos del municipio de Rionegro y dos del municipio de La Ceja del Tambo.
Para llegar a comprender el contexto, es necesario, remitirse a qué se entiende como grupos juveniles, en este proceso reflexivo, y qué implica esta comprensión, es así que, se plantea que los grupos son espacios de interacción donde se crean y re-significan memorias colectivas, modos de vida, formas de participación y apropiación de territorios.
Durante el tiempo en que el joven está inmerso en el grupo juvenil, interacciona con signos y símbolos, que se convierten en una forma de incluirse y diferenciarse dentro de la sociedad, construyéndose hacia sí mismo una especie de identificación, que tiene como base los símbolos implementados en el colectivo del grupo juvenil; así, el joven asume las manifestaciones culturales como la música, el teatro, el grafiti, el uso del cuerpo, entre otras, como los “modos de contestar al orden vigente y formas de insertarse socialmente.” (Reguillo, 2003:17).
Es de anotar que, los jóvenes durante el periodo de juventud, reconfiguran las representaciones identitarias y con ello la pertenecía a diferentes grupos, que manejan estilos, formas de participación y procesos simbólicos diversos, de esta manera Garcés Montoya, nos propone que: “Es necesario entender que entre jóvenes homogéneos y jóvenes fuertemente diferenciados existe una compleja red identitaria que agrupa y desagrupa a los jóvenes que van construyendo cada estilo para identificarse y diferenciarse”, lo cual muestra una forma de construcción de identidad compleja que no es estática, y que permite: “Identificarse con los iguales y diferenciarse de los otros, especialmente del mundo adulto” (Garcés, 2005:41).
Dependiendo de la manera y la fuerza de asociación de los grupos, estos pueden tomar una forma de organización que va más allá de la reunión de personas, construyendo unas estructuras identitarias, de relaciones e interacciones particulares, que se convierten en diferenciadores; “En estas interacciones se construyen códigos nuevos y compartidos, ya sean palabras, formas de vestir, cortarse o dejarse crecer el pelo,” (Márquez y Ospina, 1999: 123) que influyen en los cambios de las estructuras de pensamiento y expresión de los jóvenes, durante el paso por este tipo de agrupaciones, que: “Permite a muchos jóvenes vincularse a las dinámicas sociales tanto laborales como culturales; por ello, la organización es un punto de partida desde el cual los jóvenes acceden y participan en la construcción de su futuro” (Escobar y Mendoza, 2003).” De la misma manera, el grupo juvenil como organización puede ser visto, desde la perspectiva que representa, de paso transitorio, entre la juventud y la adultez que: “De alguna manera resuelve las incertidumbres en ese proceso de acoplamiento” (Escobar y Mendoza, 2003)”.
Para la lectura de la investigación se proponen por parte del grupo de investigación dos categorías de grupo juvenil, una los grupos formales/institucionalizados y la otra, los grupos Informales o no-institucionalizados. Los grupos institucionalizados refieren a espacios donde los lineamientos son otorgados desde una entidad conformada jurídicamente y los informales o no institucionalizados, son los grupos que se establecen desde el deseo de agrupación de personas y que generalmente tienen un poco tiempo de duración.
Lo anterior permite decir que, los grupos juveniles, donde se realizó la investigación, es decir, el grupo juvenil Shema del municipio de La Ceja, grupo juvenil Shema del municipio de Rionegro, grupo Juvenil Liras del municipio de Rionegro y la Banda Federal de Antioquia del municipio de La Ceja, pertenecen a la primera categoría, grupos institucionalizados, es decir, es dirigido por una entidad, en el caso del grupo del municipio de La Ceja y del de Rionegro, la iglesia católica, para el Grupo Banda Federal de Antioquia, y para el grupo Liras del municipio de Rionegro, es la Secretaría de Educación y la dirección cultura de sus respectivos Municipios, lo cual implica que la conformación de estos obedecen al llamado de un ente externo, con unos objetivos específicos y una ideología establecida.
En los grupos en los que se realizó trabajo de campo, hay un total de 111 jóvenes activos para el año 2010 distribuidos de la siguiente manera: cincuenta y siete (57) en grupos religiosos, de los cuales treinta y cuatro (34) son mujeres y veintitrés (23) son hombres; en los grupos artísticos hay cincuenta y cuatro (54) jóvenes, de los cuales doce (12) son mujeres y cuarenta y dos (42) son hombres.
En cuanto al nivel educativo se observó que la mayoría de las jóvenes se encuentran en etapa escolar, siendo la Básica secundaria y la Media Vocacional (10º y 11º) donde hay mayor representación de estas. También se identificó que en el aspecto económico las jóvenes pertenecientes a estos grupos se encuentran en estratos socio-económicos relativamente bajos, es decir que una gran mayoría de las jóvenes pertenecen al estrato socio económico tres y otra cantidad importante hace parte del estrato-socio- económico dos.
En los grupos de tipo religioso el estrato socio-económico que predomina es el dos, con un 50% seguido del estrato tres con un 47% y por último el estrato socio- económico cuatro con un 3%; en los grupos artísticos el tres, es el estrato Socio-económico más notorio con un 60%, seguido del estrato socio-económico dos con un 30% y el cuatro con un 10%.
Sin importar la categoría a la cual se adscribe un grupo juvenil, en estos espacios se generan fraternidades, sentimientos y familiaridades entre las personas que los constituyen, donde existe una memoria construida de manera colectiva, unas características de adhesión, y unas representaciones simbólicas que van desde la relación con los demás sujetos, como con los objetos o situaciones comunes.
Los procesos de recolección de información, acercamiento a los datos cualitativos, construcción de técnicas, análisis de la información y planteamiento del problema, se dieron desde la perspectiva inicial de la creación reflexiva en torno a una pregunta básica, sobre las características de la participación de las mujeres jóvenes, en los espacios específicamente, a los relacionados con prácticas culturales.
De igual forma, para la recolección de información se establecieron mecanismos, que dieron pie a la construcción teórica sobre este tema en particular y posteriormente el análisis de los datos recogidos, implementando diversas herramientas como la observación, encuestas y talleres, en cuatro grupos juveniles en los municipios de La Ceja y Rionegro.
Uno de los mecanismos relacionados anteriormente, es la encuesta, un dispositivo de investigación cuantitativa que permite la recolección de datos estándar y homogéneos, además de aclaraciones escritas de los sujetos a los que se interroga, es decir, es un cuestionario ordenado que indaga por características específicas que permiten la reunión de datos estadísticos, de esta manera se realizó una encuesta a cuarenta (40) jóvenes de los municipios de La Ceja y Rionegro, participantes en diferentes grupos juveniles.
Las encuestas se diseñaron para averiguar por tres asuntos específicos, el primero una caracterización demográfica, que dio cuenta de características básicas como la edad, el estrato socio-económico y el lugar donde se habita, el segundo asunto fue la caracterización social, es decir, la conformación familiar, los ingresos, el nivel académico y las condiciones del contexto, y en el tercer asunto se indagó por la pertenencia a los diferentes grupo juveniles, la permanencia en estos y las motivaciones que llevaban a las jóvenes a integrarse a estos espacios. Otro de los mecanismos utilizados fue la Observación participante, con la implementación de esta técnica, se buscó establecer cuáles eran las relaciones de las jóvenes dentro de los grupos juveniles desde la percepción del sujeto, además de las actividades y comportamientos que se daban en estos espacios de participación.
Al hablar de la observación participante, se debe tener en cuenta que esta implica un vínculo constante con circunstancias y situaciones particulares:
Como técnica de investigación social, la observación participante se refiere a la recolección de información que realizan observadores implicados, como investigadores, durante un periodo de tiempo extenso en el campo, suficiente para observar a un grupo: sus interacciones, comportamientos, ritmos, cotidianidades. (Galeano, 2004:34).
Además, se deja claridad que el objetivo de la observación debe ser intencionada a la comprensión de la situación que el investigador desea observar:
Esta estrategia posee un carácter deliberado, sistemático y selectivo. Es decir, el investigador focaliza su observación de acuerdo con el propósito de su trabajo, que esta guiado por una pregunta, una cuestión o un problema, lo cual le da sentido a la observación participante y determina aspectos tales como que es observado, como, cuando y donde se observa, que observaciones se registran y como se registran (Galeano, 2004:37).
Esta técnica, permitió abordar el tema a investigar de manera concreta y facilitó la clasificación de los datos y posteriormente el análisis de los mismos, además de otorgar reconocimiento a la fuente principal de información, que para este caso y esta técnica “La fuente principal y directa de los datos son las situaciones naturales” ya que “La observación se lleva a cabo en los contextos donde ocurren” (Galeano, 2004: 38):
También se usó como mecanismo una Técnica interactiva de investigación social “Compuesta” de tipo Narrativo, la cual tiene como objetivo lograr que los y las jóvenes narren sus experiencias a través de objetos y /o fotografías, modos de participación, situaciones, tiempos, vivencias dentro de los grupos. Esta técnica se construye:
basada en la importancia del análisis de los contextos, de las significaciones que dan cuenta de las formas en las que los seres humanos interaccionan y construyen sus entornos, así como la posibilidad de una investigación cuyo enfoque autorice el reconocimiento de tales singularidades y de la generación de un conocimiento con un tipo de rigurosidad alternativo (Ghiso, 2013:121)
En el diseño y desarrollo de técnicas para la investigación cualitativa, se intenta visualizar las construcciones y deconstrucciones del sujeto en cuanto a su interacción con el otro y con el entorno, de esta manera y teniendo en cuenta los objetivos que orientaron el proyecto de la investigación: “Participación de las jóvenes en las prácticas culturales de los grupos juveniles en los municipio de la Ceja y Rionegro”, se hizo pertinente abordar el tema a tratar desde unos referentes metodológicos que permitieran la comprensión del sujeto en relación con el otro y con el entorno, así, dentro de este proceso la aplicación de una técnica cualitativa cobra sentido en el reconocimiento de las jóvenes como sujeto-individuo y como sujeto en interacción.
De igual forma se construyó un Ejercicio interactivo: Siluetas, basados en la investigación comunitaria (Ghiso, 2013) con el cual se buscó establecer cuáles eran los referentes imaginarios de la construcción de género y las representaciones de las jóvenes frente a los temas de género y participación, permitiendo la expresión de las ideas y simbologías, además de las identidades individuales y grupales que se construyen en estos espacios.
El análisis de la información se hizo bajo una técnica descriptiva y un enfoque cualitativo, y se desarrolló en tres niveles diferentes; estas categorías no fueron limitantes, al contrario permitieron la interacción entre ellas, para un mejor análisis:
En los procesos de naturaleza descriptiva, se caracterizaron los individuos, el contexto cultural y social y los sistemas de intervención; los procesos explicativos, permitieron dar cuenta de las circunstancias donde se da la interacción de los sujetos, y por último en el proceso interpretativo/ Narrativo, dio paso a los motivos y significados del contexto y de los sujetos; el cual permitió elaborar y validar conocimientos, acciones y teorías propuestas.
Cuadro 1. Análisis de la información por temas
Teniendo en cuenta que el contexto donde se desarrolló la investigación está basado en un modelo patriarcalista y religioso es necesario hacer referencia a la construcción social donde los jóvenes fueron y son visualizados en algunos casos, como fuentes de problemas y las mujeres jóvenes con la maternidad y la crianza de los hijos:
Con una revisión histórica de los espacios y sentimiento asignados al hombre y la mujer es posible descubrir que la identidad de género femenina/masculina, no es algo dado, inherente o inamovible al ser humano. La identidad de género es algo que se construye en la interacción cotidiana y va siendo reforzada por las dualidades espaciales (adentro/afuera); por la asignación de roles (doméstico/productivo>); por diferenciaciones temporales (día/noche), e, incluso por fracturas eróticas (amor/pasión). (Garcés, 2005:22)
Por lo cual dentro de las dos categorías conceptuales, jóvenes y género, en las cuales se inscribe la población objeto de esta investigación, se establecen condiciones de invisibilización, en su construcción histórica como sujeto. Es así que se presentan a continuación algunas de estas construcciones sociales, que son las conclusiones derivadas del análisis de la información obtenida en el proceso investigativo:
Dentro de las condiciones sociales en el municipio de La Ceja y del municipio de Rionegro, se tienen estructuras familiares patriarcales, en las cuales se desarrolla gran parte del aprendizaje de las jóvenes, estadio donde se ubican parte de las condiciones y motivaciones para la participación e ingreso a determinados grupos juveniles.
En el siguiente párrafo, una joven cuenta cómo fue su ingreso al grupo y la obtención del permiso por parte de su familia
Mi familia al principio no sabía, yo iba al escondido porque pensaba que de pronto me iban a regañar, pero ya con el paso del tiempo fueron entendiendo que era algo que a mí me gustaba y me apasionaba, al principio como que faltaba comprensión, pues que saliera tanto y que estuviera tanto allá, pues a lo último ya entendieron, y además esto fue algo que me ayudó mucho para crecer, porque estar allá era algo muy importante para mí.1
En este sentido, los factores como la inscripción de las jóvenes en el entramado social de la familia determinan las formas de participación; en los resultados de las encuestas realizadas a las jóvenes, la totalidad de éstas, tanto en los grupos artísticos como en los grupos religiosos, mencionaron que sus familias conocen y apoyan su participación en los grupos juveniles, lo que a su vez podría significar que una de las condiciones para su participación se cumple en primera instancia desde el apoyo de las familias a la inserción a determinados grupos.
Así, al preguntarles a algunas jóvenes cuales consideraban que eran las condiciones más relevantes para su participación en los diferentes grupos, respondieron:
Una es la responsabilidad en el estudio, otra estar en otros grupos, problemáticas familiares, y ya basándonos mucho en el machismo como pasa en la mayoría de los casos, la figura de la mujer como alguien que debe estar en la casa y cumplir con las responsabilidades que esto implica, la mujer es considerada más frágil y por esto es cohibida en su hogar; y el peligro
Situación que es evidente, no solo para las mujeres de los grupos, sino que también es visible para sus compañeros:
Pues también uno de los factores puede ser, las mamás porque ellas sienten más miedo por las hijas que por los hijos; por ejemplo uno como hombre sale y simplemente le dice a la mamá, ma’, voy para el ensayo, listo, en cambio, con una nena, es más complicado porque se va sola, entonces las mamás se imaginan muchas cosas, que les pueda pasar algo en el camino, pues pienso que esas cosas también influyen en él por qué no hay tantas mujeres en estos grupos como hombres. 2
Lo anterior responde a las circunstancias religiosas, sociales y culturales del contexto y a una situación de peligro para las jóvenes, ya sean estas reales o creadas desde concepciones históricas de protección a las hijas, es decir, el miedo de las familias porque las mujeres son más vulnerables que los hombres, el miedo a que estas queden en embarazo, a que los vecinos las consideren malas hijas, a que las violen o a que estas accedan a hábitos no admitidos por la sociedad, además de la concepción histórica de la pertenencia de la mujer a los oficios de la casa, lo que implica que el alejarse de la casa es más difícil para las mujeres que para los hombres.
La composición de las diversas condiciones que se dan en la sociedad, para garantizar o anular las posibilidades de participación de algunos sectores de la población, se convierten en última instancia, en jerarquías, es decir, situaciones de poder relacionadas con la forma de organización social y política de una comunidad, que incide de forma particular en la construcción de trayectorias sociales para las jóvenes, anulando, de esta manera, las posibilidades de romper los esquemas tradicionales, que ha aportado el sistema occidental a la valoración de lo social en nuestro entorno, eliminando, así, formas de expresión, capacidades de intervención y manifestación de las jóvenes. Jerarquías que proponen al mismo tiempo la continuidad de unas trayectorias sociales, donde las jóvenes viven la etapa de la juventud como un espacio transitorio enajenado, que les brinda la posibilidad de sobrevivir en el entramado social sin sobresaltos, cubriendo apenas las necesidades básicas de sostenimiento; a cambio de un desconocimiento de su propia existencia y la desvalorización de sus capacidades.
Pero, no todas las jóvenes se ven atravesadas de manera inalterable por esta condición que ofrece el entorno social de los municipios de La Ceja y Rionegro; dentro de este esquema, algunas jóvenes proponen maneras diferentes de intervenir el espacio, y son precisamente las formas de participación, tanto en grupos institucionalizados, como en grupos no institucionalizados, donde se plantea una intervención e interpretación diferente, frente a los parámetros que propone el modelo y el Estado, parámetros basados en una sociedad mercantilista, clientelista y elitista. Aunque, el paisaje despoblado en los escenarios de participación juvenil, por parte de las mujeres jóvenes parece ser generalizado o por lo menos desvalorizado, se han ido construyendo propuestas de participación dentro de las ya existentes, con formas alternativas, que hacen frente al sistema.
La existencia de representaciones e imágenes de poder en la participación y en la vida cotidiana de las jóvenes, supone la instauración de cánones establecidos y en algunas ocasiones inalterables para la sociedad, que conducen el transcurrir de la vida en las comunidades.
Representaciones que a través del tiempo y los diferentes cambios culturales, sociales, políticos y económicos, se han ido transformando o por lo menos visibilizando en el contexto, y han ido generando:
Mayor reflexión sobre los roles y los poderes de las mujeres, éstas cobraron conciencia también de su propio cuerpo, adquirieron la noción de ser “dueñas de sí” y con ello la apropiación de su deseo y su voluntad, acrecentando saberes propiamente femeninos.” (Rodríguez; 2001: 11).
Así, papeles como el de la familia, el adulto, el hombre y la iglesia representan símbolos de poder dentro de la sociedad y para las jóvenes.
Los municipios de La Ceja y Rionegro hacen parte del escenario católico-conservador que rodea el oriente antioqueño cercano, lo cual no es ajeno a las jóvenes, pues, el 85% de estas, en las encuestas realizadas manifestaron tener una relación directa con la iglesia católica, reconociéndole así un espacio fundamental en el entorno social y en sus vidas, situación que se evidencia en los diversos ritos y cultos, relacionados con la iglesia, que se presentan habituales para las jóvenes, como la asistencia a misa cada ocho días los domingos, las fiestas patronales de los pueblos, la participación en grupos de oración, la participación en grupos juveniles de la pastoral y la realización de novenas en ciertas épocas del año, actividades que se dan en el marco de lo educativo, lo familiar y la creación de vínculos sociales.
La relación entre la iglesia y la mujer joven se da de forma vertical, siendo la iglesia la autoridad indiscutible en esta, donde la mediación de la familia es parte fundamental para la construcción simbólica de las asociaciones de poder, que conforman las trayectorias sociales.
La relación de la iglesia católica con la mujer, se ha configurado desde una perspectiva de subordinación, donde esta última debe ser un sujeto pasivo, que debe obediencia tanto a la entidad “eclesiástica” como a la figura del hombre, situación que se evidencia, desde siglos atrás y aun continua vigente.
De los cuatro grupos juveniles en los que se realizó trabajo de campo para esta investigación, dos hacen parte de la pastoral juvenil de la iglesia católica, elemento que nos sirve para evidenciar situaciones de subordinación en esta relación, por ejemplo: aunque la asistencia en ambos grupos religiosos es mayor por parte de las mujeres, son los hombres quienes ejercen la coordinación.
Situación que parece ser asumida y empoderada por los participantes, tanto hombres como mujeres, como un orden establecido e inalterable, y al tratar de cambiar dicho orden, el grupo sufre variaciones en sus modos de comportamiento:
Durante observación al grupo 1LSR, una de las jóvenes por petición del líder, prepara una actividad para ser realizada por todos los compañeros; inicialmente el joven hace una intervención corta, para dar paso a la propuesta de su compañera:
Una joven de unos 19 años aproximadamente, empieza a hablar a sus compañeros de grupo, con la intención de proponer una actividad que había sido preparada con anterioridad; la joven trata de explicar, pero se escuchan murmullos y comentarios acerca de las actividades realizadas en días anteriores, interviene el líder y pide silencio (“Silencio para que la compañera pueda continuar con la actividad”) la joven continua explicando, pero no obtiene su atención, al terminar, sus compañeros piden nuevamente explicación, pero esta vez dirigiéndose al “líder”, (“no me queda claro, por fa me repiten, decían los jóvenes”). 3
Situaciones, que como se dijo anteriormente, son inculcadas por medio de la configuración familiar y social del entorno y las concepciones de poder que se hayan adquirido en la infancia; por otro lado, la creación de vínculos, que en muchos casos dependen de la institucionalidad, supone para las jóvenes una subordinación aún más amplia.
De la misma forma, la preferencia participativa que se le otorga a la figura del hombre en la sociedad occidental, y por tanto en estos dos municipios del oriente Antioqueño cercano, genera un desconocimiento intencionado de esta parte de la población, que impide el reconocimiento y auto reconocimiento de los factores que potencializan las construcciones colectivas de identidad, de manera equitativa.
Es de anotar que no se trata de eliminar estos reconocimientos; se trata de construirlos de manera conjunta a partir de procesos de diálogos, caminos 3. Registro de observación, Municipio de Rionegro, Mayo 2010. educativos y procesos equitativos, donde la mujer joven tenga un espacio, para reconocer al otro y pueda reconocerse a sí misma.
Al hombre constituirse en un imaginario de poder, se generan unas narrativas basadas en la historicidad del contexto, que definen los referentes por los cuales los sujetos se guiaran en el transcurso de sus vidas, una de estas narrativas es la patriarcal, y como lo expresa Jiménez:
Lo que define el carácter patriarcal de las narrativas es que surgen en la constitución de lo simbólico, de una partición de los seres humanos en dos categorías sociales configuradas a partir de las diferencias anatómicas entre los hombres y las mujeres, partición constituyente, en los imaginarios y las prácticas de dos sexos sobrecargados de contenidos, diferencias extremas, división del trabajo, atribuciones y mandatos diferenciales en lo doméstico y en lo público. (Jiménez, 2000:90)
De esta manera, la narrativa patriarcal se constituye desde la interpretación que se hace de lo masculino y lo femenino, así: “Lo masculino designa entonces el sentido común instalado, expresado en ideas y en prácticas, que impera en la sociedad patriarcal, que rige la vida de las mujeres y los hombres patriarcales” (Jimenez,2000:92).
Cuando se le pregunto a una joven acerca de lo que pensaba sobre el hecho que en su grupo juvenil participaran más mujeres, pero el liderazgo en su mayoría fuera por parte de los hombres, manifiesta, que esto es parte de las costumbres y de lo cotidiano:
[…] Que los hombres coordinen es por lo que te decía, porque quizás ven como más perfil de dirigente en un hombre los del grupo, porque ya es como la costumbre; el grupo no empezó cuando yo inicié , este ya llevaba su buen tiempo y lo curioso es que siempre ha sido un hombre quien lo coordina, entonces es la costumbre de uno llegar al grupo y siempre va a ser un hombre, y uno de mujer ya es diferente, porque somos muy conformistas, y la rutina, casi nadie está acostumbrado a los cambios 4
Cuadro 2: Relaciones mujer joven/Familia/Iglesia en Los Municipios de La Ceja y Rionegro
Lo cual constituye el escenario de las narrativas patriarcales, que anulan la posibilidad de un pensamiento fuera de esta construcción simbólica:
Algunas de estas narrativas, que pretenden constituirse en explicaciones de lo social, comportan rígidos elementos que tienden a hacerlas aparecer como inmutables. Otras de tales narrativas que interactúan con las anteriores y se refieren a la vida cotidiana, parecieran más dinámicas, esto es, que acontecen como tramas argumentales, relativamente coherentes con diferentes edades de la vida y diferentes condiciones de posibilidad para su realización; sin embargo, también contienen sustratos que no se modifican , desde los cuales los sujetos no hablan, son hablados. (Jiménez, 2000:93).
La necesidad de escenarios para la participación de la mujer joven en nuestro país, se hace cada vez más evidente, desde los diagnósticos de juventud que se realizan, desde los discursos políticos y desde las mismas jóvenes.Sin embargo, la construcción de estos escenarios es lenta y muchas veces infructuosa, debido a las fallas e inconsistencias que plantea el sistema, sin mencionar que estos espacios de participación implican para el Estado unos costos muy altos, que este, no está dispuesto asumir, ya que no representan cifras estadísticas importantes.
Según el artículo 14 de las políticas para la participación de la juventud:
La participación es condición esencial para que los jóvenes sean actores de su proceso de desarrollo, para que ejerzan la convivencia, el diálogo y la solidaridad y para que, como cuerpo social y como interlocutores del Estado, puedan proyectar su capacidad renovadora en la cultura y en el desarrollo del país.” (Presidencia de la República, 1997:3).
Lo que no es claro en esta política, es cómo el Estado procurará dichos escenarios para la participación de los jóvenes, y como la mujer joven accederá a estos espacios: “Cada que se cierra o se deja de crear un grupo de participación juvenil se está tirando a los muchachos al mundo de las bandas” (Salazar, 1990: 224); aunque esta premisa no se cumpla a cabalidad, es cierto que los jóvenes que no tienen la posibilidad de ingreso a la participación ciudadana, en la vida laboral, en la vida universitaria o en la vida cotidiana, son más propensos a continuar con los ciclos de violencia o de pasividad, de deconstrucción del sujeto social y marginalización de la población, de pobreza (casi miseria) en la que vive el 90% de la población colombiana.
Así, la poca existencia de escenarios para la participación de la mujer joven en los Municipios de La Ceja y Rionegro, muestra una brecha importante frente al tema, que a pesar de los esfuerzos, aún no se visualiza en las agendas públicas de estos Municipios.
Pensar en un escenario de participación, significa reflexionar en posibilidades de construcción de alternativas, para cientos de mujeres jóvenes, de construir diálogos entre los diferentes nichos de población y la capacidad de integración al escenario político y social de las Regiones.
Es pensar, además en un contexto de equidades y no de igualdades, pues existen condiciones que no aplican de igual forma a hombres y a mujeres, a adultos y a jóvenes, sea por condiciones sociales, culturales, religiosas, económicas e incluso biológicas.
El tema de género, ha sido en muchos casos relegado al simple nombramiento de éste dentro de procesos académicos, políticos y /o culturales, sin embargo, este tema desde la lógica de la participación en equidad y no en igualdad, genera resultados sustanciales en la interacción con el otro, en afianzar los diálogos y generar oportunidades en contexto tanto para hombres como para mujeres, oportunidades sociales y creativas de desarrollo, éste último entendido, como un proceso, para mejorar condiciones de vida y evitar exclusiones sociales.
Los grupos juveniles, las organizaciones y agrupaciones son espacios de interacción, que permiten la modificación de sistemas de valores tradicionales, como una propuesta alterna, a las instauradas por los entornos tradicionales y patriarcales.
Se anota que los espacios de participación, además, se convierten en la posibilidad de ampliar conocimientos y adquirir seguridad, para algunas de las jóvenes, que permiten su integración a diversos espacios de la sociedad, además de romper el ciclo, en dónde, se presume a la mujer como un ser apolítico y asocial.
1. Registro de Taller, Municipio de Rionegro, Noviembre 2010 |
Registro de observación, Municipio de Rionegro, Mayo 2010.
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