Reseña Analítica

 


Autor: Paulo Freire

Título: Pedagogía de la autonomía Edición: Segunda del 2012 Reimpresión: 26-06-2018 Ciudad: México

 Editorial: Siglo XXI Editores, 136 páginas. ISBN 978-607-03-0418-7


*Pablo Emilio Cruz PiCón          **lady Jazmmin HErnándEz CorrEa


 

DOI: http://dx.doi.org/10.18634/sophiaj. 18v.2i.1137

Información del artículo

Recibido: julio de 2021 Revisado: febrero de 2022 Aceptado: octubre de 2022 Publicado: octubre de 2022

Palabras clave: Pedagogía autónoma, proceso educativo, ética, educación, pensamiento crítico.

Keywords: Autonomous pedagogy, educational process, ethics, education, critical thinking.

Palavras-chave: Pedagogia autônoma, processo educacional, ética, educação, pensamento crítico

Cómo citar: /how cite:

Cruz Picón, P. E., & Hernández Correa, L. J. (2022). Pedagogía de la autonomía de Paulo Freire. Sophia, 18(2). https://doi. org/10.18634/sophiaj.18v.2i.1137

Sophia-Educación, volumen 18 número 2. Julio/diciembre. Versión español

 

Correspondencia de autor: pcruz553@unab.edu.co l.jazmmin@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Resumen

La presente reseña tiene como objetivo esencial mostrar los aspectos más significativos del libro Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa del pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire. Para tal fin, se explora, describe e interpreta los tres capítulos de manera analítica, los cuales abordan cuatro elementos: rol del docente, discente, conocimiento y sentido ético del acto pedagógico. Se concluye que la autonomía es un factor simbólico del proceso educativo. Asimismo, la enseñanza no es transferir conocimientos, sino crear condiciones para su construcción.

 

 

Abstract

The main objective of this review is to show the most significant aspects of the book Pedagogy of autonomy: necessary knowledge for the educational practice of the Brazilian pedagogue and philosopher Paulo Freire. For this purpose, the three chapters are explored, described and interpreted in an analytical way, which address four elements: role of the teacher, student, knowledge and ethical sense of the pedagogical act. It is concluded that autonomy is a symbolic factor of the educational process. Likewise, teaching is not transferring knowledge, but creating conditions for its construction.

 

 

RESUMO

O objetivo essencial desta resenha é mostrar os aspectos mais significativos do livro Pedagogia da autonomia: saberes necessários para a prática educativa do pedagogo e filósofo brasileiro Paulo Freire. Para tanto, são explorados, descritos e interpretados analiticamente os três capítulos, que abordam quatro elementos: o papel do professor, do aluno, do conhecimento e do senso ético do ato pedagógico. Conclui-se que a autonomia é um fator simbólico do processo educativo. Além disso, ensinar não é transferir conhecimento, mas criar condições para sua construção.

 

 

 

Saber que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción.

Paulo Freire

En el texto titulado Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa (1996) del pedagogo y filósofo latinoamericano Paulo Freire (1921-1997), se distinguen ámbitos fundamentales de los escenarios pedagógicos: práctica educativa, saber cotidiano, crítica al docente que no educa, humanización del proceso educativo, educación para el siglo XXI, libertad y eticidad, autonomía de la esperanza, criticidad y concienciación. A su vez, se traza un proyecto humanista, educativo y crítico asentado en un modelo didáctico y dialógico, donde se minimicen el autoritarismo y absolutismo gnoseológico, educación bancaria y el verticalismo epistémico.

El maestro Freire aborda estos tópicos tomando en cuenta un enfoque axiológico matizado con rasgos sociopedagógicos y humanísticos para comprender cuestiones tales como: ¿Por qué no aprovechar las vivencias de los estudiantes para pensar de manera social y crítica?, ¿la educación asocia el contenido que se enseña con la realidad del educando?, ¿por qué no instituir una correlación necesaria entre saberes curriculares y la experiencia social? Las anteriores variables planteadas por el autor, por un lado, desde múltiples aristas sociopedagógicas, y por otro, en disímiles categorías sociológicas, hermenéuticas y ontológicas que contribuyen la reflexión de factores como: lo educativo y sociopolítico.

Desde este marco de reflexión, el autor medita sobre la emancipación del educando y nos traslada de nuevo a la esfera heurística que él ha denotado educación para la autonomía, la cual implica una situación gnoseológica incompatible con la diversificación del saber (tecnicismo utilitarista). En efecto, no se construye conocimiento en función a las competencias técnico-científicas que dejan en un segundo plano la autonomía del sujeto. El pensador brasileño formulaba que la autonomía es un cimiento pedagógico para la escuela, pero es un elemento que debe ser cuestionado en la modernidad.

De lo anterior surge una cuestión: ¿En realidad se está enseñando para la autonomía? El pedagogo latinoamericano propone la deliberación con base en una relación autonomía/dependencia. De modo que, ser autónomo representa una habilidad para adoptar dependencia racional, constructiva y significativa para la vida. De manera equivalente, todo proceso en desarrollo de autonomía exige una autorreflexión crítica y práctica de la libertad en correspondencia con el discurso sociocultural. La autonomía es una transformación de disposición y humanización que se va construyendo históricamente, a partir de diversas decisiones que tomamos a lo largo de la existencia.

Se trata de un manuscrito (136 páginas) publicado por primera vez en el idioma portugués en 1966 y luego al idioma español por la editorial Paz y Tierra (1996), con traducción y prólogo de Guillermo Palacios; editado por Siglo XXI editores S.A en el 1997, con una segunda edición del 2012. Freire establece en el texto que se reseña, un corpus textual conformado por tres capítulos ajustados a la intencionalidad pedagógica del autor, la cual yace en la trascendencia funcional y analítica del educando, docente, conocimiento y sentido ético en el acto formativo. Al abordar estos elementos se instituyen las formas de ser, pensar y actuar en el ejercicio pedagógico


El texto inicia planteando en el primer capítulo (pp. 23-41), una frase atrayente “no hay docencia sin discencia” (p.23). Esto significa, que la práctica pedagógica es social, puesto que el educando va construyendo conocimiento de acuerdo con su propia vivencia, así se funda una primera yuxtaposición a la noción de enseñanza como universo de posibilidades cognoscitivas, y no como la mera transmisión conceptual.

Es notable que, en esta sección, se desliga la enseñanza con la transmisión del conocimiento (aprendizaje depositario), acentuándola en un acto dependiente del aprendizaje, lo que rebosa la existencia docente a partir del educando. Por ende, preexiste una relación orientada a la humanización en los agentes educativos. La horizontalidad del proceso participativo y dialógico admite una enseñanza para el aprendizaje recíproco.

Ahora bien, en este punto del texto, el pensamiento freireano propone un ciclo educativo bivalente que suscita la enseñanza en un rigor metódico que no tiene que ver con la educación acumulativa y memorística. En contraste, lo sistemático sugiere una reconstrucción del saber enseñado. Por lo tanto, se esboza la relevancia de la función social del educador (el maestro es progresista o conservador), dado que su labor pedagógica no sólo radica en enseñar los contenidos temáticos, sino enseñar a pensar de manera autónoma. En general, “quien enseña aprende a enseñar y quien aprende enseña al aprender” (p.27). Entre los saberes propuestos en este espacio textual y contextual se delinea, a saber: investigación, saberes de los estudiantes (conocimientos previos), criticidad, ética, estética, reflexión, compromiso social, conciencia de inacabamiento, hermenéutica del mundo, capacidad dialógica, sensibilidad, reconocimiento de la identidad cultural, libertad, dignidad, alegría y esperanza.

En el segundo capítulo (pp. 47-80), el autor hace referencia a que enseñar no es transferir conocimiento (p. 47). En lo alusivo a este axioma pedagógico, la enseñanza debe favorecer al educador en su índole histórica, ética, reflexiva, crítica, inacabada e inconclusa que se va configurando en el diálogo con el contorno sociocultural (aprehensión de la realidad). Es así, que el docente progresista como sujeto sociopolítico, educa a un ser inacabado partiendo del respeto, buen juicio, identidad, humildad, tolerancia, autonomía y libertad.

En el tercer capítulo (pp. 87-136) se determina que enseñar es un acto específico de la humanidad (p.87), a razón de que el acto educativo requiere conducir a la igualdad e inclusión social. El filósofo brasileño concibe la realidad de forma sistemática. Es así, que ser maestro es respetar la concepción del mundo que tiene el educando. El aula necesita convertirse en un escenario donde surge una reciprocidad dialógica (psicoemocional, moral, cognitiva y afectiva) entre el docente/educando, en base a la ética, respeto a la dignidad y propia autonomía del estudiante.

Los aportes de esta perspectiva de pensamiento, es percibir al sujeto como un ser autónomo en constante construcción. En este sentido, el concepto de autonomía se exhibe como un mediador funcional en los actores del proceso formativo. De manera análoga, es un determinante para liberar del yugo neoliberal e ideológico impuesto por la tradición positivista. La liberación conlleva una problematización y concientización que transporta hacia un retorno crítico de la acción. El ejercicio reflexivo involucra una admiración constante del mundo, esto simboliza la construcción autónoma del pensamiento. Así, el conocimiento tiene doble funcionalidad: cognoscitiva y dialógica. La interacción conjugada entre estos elementos da apertura al aparato sistemático: diálogo problematizador. El carácter problematizador responde al rasgo reflexivo y crítico de la realidad circundante, porque no existirá saber progresista en la receptividad, sino en la invención, reinvención, autonomía y asombro.

La educación de acuerdo con el libro, es un proceso integrador, dinámico y compatible al entorno sociocultural de los agentes pedagógicos como sujetos políticos. La enseñanza connota una variante catalizadora y liberadora; por ello, la hegemonía no debe estar impuesta por el docente, por el contrario, el maestro como agente de cambio tiene un compromiso social, el cual subyace en el desarrollo integral del educando. En razón a lo anterior, el acto pedagógico es un proceso socio político y ético, cuya analogía dialéctica y dialógica posibilita la transformación y retroalimentación educativa.

Es menester reflexionar que la construcción sociopedagógica cognoscitiva entre docentes y discentes está mediada por el conocimiento y su accesibilidad. El maestro tiene la responsabilidad de educar para favorecer las condiciones de igualdad, transformación e inclusión en la sociedad. En este entretejido, la unidad dialéctica (proceso dialógico) supone un acto transformador para acceder al conocimiento acertado. Así, el docente como guía de proceso debe garantizar los espacios para generar aprendizaje autónomo. No obstante, el enfoque trans- misionista-enciclopedista entraña una ruptura cognoscitiva entre sujeto y objeto de aprendizaje, dificultando el ejercicio, construcción y desarrollo de la emancipación.

La educación actual, necesita despejar la contradicción educador-educando, en la que el primero es autoritario y tiene la opción de escoger el contenido utilitarista que se va emitir, mientras que el segundo obedece y es pasivo (educación bancaria). La educación requiere su lado humano, sin imposiciones totalitarias o dictaduras epistemológicas. La educación bancaria desvía la adecuada comprensión situacional del hábitat social. En consecuencia, enseñar no es ceder conocimientos sino instaurar condiciones para su construcción y desarrollo (alfabetización crítica).


Tras la lectura del texto se proyecta el acto educativo como humano. La educación es más que una ciencia influenciada por la tecnología, cultura y el mundo globalizado. Por ende, el propio proceso educativo es un proceso de existencia y experiencia. Freire marca el derrotero del acto pedagógico y, por tanto, social. Para él educar y enseñar reivindican el aspecto dialógico, social y axiológico (respeto, libertad, dignidad, alteridad, otredad y esperanza) del educando. El acto pedagógico (autoformación) se sustenta en la interacción bilateral entre educar y aprender que envuelve una variante crítica y ética, la cual produce una autonomía y criticidad.

El libro es una obra de la realidad actual, construido en contextos sociopolíticos del entorno brasileño, pero sin que sus léxicos y vivencias puedan ser reducidas solo a esa situación. Cada palabra, frase y reflexión del texto, enarbola una significatividad de experiencias ético-pedagógicas con un rasgo crítico y humanizado. Desde ahí, el sujeto sociopolítico no es mediatizado por axiomas mercantilistas, deshumanizantes y tecnificados (dimensión instrumental), sino ético. De hecho, la dimensión ética permite la formación totalizante del sujeto. Además, faculta a la conciencia en el pensar metodológico situacional, este meditar viabiliza el reconocimiento de la injusticia y su desvelo para revertirla.

Las reflexiones antes vertidas, contribuyen a establecer la resignificación y redefinición de la función docente como sujeto sociopolítico. Los maestros no deben verse solo como productores de conocimiento mecánico, formal y tecnológico, sino como constructores de historia, facilitadores, mediadores y guías inacabados en formación constante, sumergidos en océanos críticos, participativos, creativos, éticos y reflexivos respecto a sí mismos, a otros, y al mundo del que forman parte. El rol del docente es político: una actitud curiosa que afronta todas las prácticas deshumanizantes y alineadas del sistema socioeconómico contemporáneo.

La pedagogía de la autonomía que plantea Freire está coligada con la construcción del sujeto como ser activo, el cual configura su rol en el aula (microespacio) como sujeto sociopolítico para trascender al macro espacio (sociedad). El autor incita a examinar el proceso de enseñanza como una estructura problematizadora contextual que construye saberes en el marco de la pedagogía autónoma. Por esta razón, es significativo identificar que cada educando es un mundo de posibilidades sociales, económicas y culturales, por lo que el acto pedagógico discurre en la conducción problémica y reflexiva que coopera al desarrollo del pensamiento crítico. En otras palabras, la práctica educativa es ejercicio de la libertad.

La libertad de la que se habla es una manifestación de la acción social tendente al desarrollo holístico del sujeto, en otra expresión: la liberación como posibilidad de renovación del ser. Así, la autonomía se ubica en la horizontalidad de las interacciones humanas y libertad, y que, por consiguiente, implica el diálogo y la permanente hermenéutica del entorno (inclusión crítica contextual).

Al profundizar en la lectura se evidencia el radicalismo pedagógico con acento en heterogéneas esferas socio políticas y enmarcadas en terrenos sociológicos para reinventar la sociedad, escuela, el Estado y democracia. La lectura del texto de Freire en torno a la educación ha sido una sugestiva forma de enlazar la realidad sociocultural de América Latina con lo educativo, avivando a su vez, interrogantes al sistema educativo actual: ¿Cómo orientar la pedagogía para la construcción de un sujeto autónomo, en base a la ética social y política?, ¿cómo la educación actual puede generar transformaciones y cambios en la humanidad?, ¿qué estrategias educacionales son asertivas para desarrollar un aprendizaje autónomo y crítico?, ¿la escuela es ética y respeta la identidad cultural del estudiante?, ¿ la enseñanza tradicional está deformando la creatividad del educando? y ¿al ofrecer tantas herramientas tecnológicas al educando, se está motivando a la construcción de autonomía?

En síntesis, la pedagogía autónoma de Freire es invaluable, y a priori, es un sustrato socio pedagógico. La potencialidad del libro aboga por una sociedad inclusiva, diversa y pluralista. Es ineluctable que las propuestas socio pedagógicas en esta obra, enaltecen la reflexión colectiva, y maximizan la propagación de espacios reflexivos, que más allá de quedarse en discursividad y experiencias contextuales, pretenden involucrar a los actores educativos en la praxis pedagógica. Por ende, leer a Freire trasciende las Ciencias Sociales y Humanidades e incluso al ámbito académico investigativo porque fragua un pilar de la sociedad: la escuela, ese lugar donde sus miembros aprenden, se educan y desarrollan.