Artículo de reflexión
Educación y tecnologías de la información: límites en el uso de las redes sociales
Education and information technologies: limits in the use of social networks
Tecnologias da educação e da informação: limites no uso das redes sociais
*Adriana Maritza Rivera Barreto
* Licenciada en Idiomas Modernos Español- Inglés, magíster en Didáctica del inglés con énfasis en Ambientes de Aprendizaje Autónomo, candidata a doctora en Lenguaje y Cultura de la UPTC, Tunja, Boyacá. Integrante del grupo de investigación Ambientes Computacionales Educativos- GIACE. ORCID https:// orcid.org/0000-0001-8819-277X
DOI: https://doi.org/10.18634/sophiaj.19v.1i.1294
Información del artículo
Recibido: marzo de 2023 Revisado:marzo de 2023 Aceptado: mayo de 2023 Publicado: enero - junio 2023
Palabras clave: Educación, nuevastecnologías, redes sociales, salud pública.
Keywords: Education, new technologies, social networks, public health.
Palavras-chave: Educação, novas tecnologias, redes sociais, saúde pública.
Cómo citar: /how cite:
Rivera Barreto, A. M. (2023). Educación y tecnologías de la información: límites en el uso de las redes sociales. Sophia, 19(1). https://doi.org/10.18634/sophiaj.19v.1i.1294
Sophia-Educación, volumen 19 número 1.Enero/junio 2023. Versión español
Correspondencia de autor: adriana.rivera@usantoto.edu.co
Resumen
Un tema que convoca al ámbito educativo de manera global, en la actualidad, es el uso adecuado de las redes sociales por parte de adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes, especialmente. Las reflexiones desarrolladas en el presente artículo se ocupan de develar algunas posturas suscitadas con respecto a este tema. La metodología empleada es un análisis documental de investigaciones pertinentes, estas han arrojado como resultados una serie de riesgos ocasionados por el uso inadecuado de las redes sociales, los cuales pueden agruparse en secuelas de carácter comportamental. Los resultados muestran que las personas expuestas de manera recurrente a las redes sociales evidencian situaciones relacionadas con la baja autoestima y la ansiedad. Entre otras situaciones, que como horizonte común terminan por afectar la salud pública, particularmente desde el ámbito psicológico- emotivo. Se concluye que las discusiones o contiendas en las redes sociales están relacionadas con la movilización de las emociones, dejando de lado el elemento racional, por ello, es determinante que en el proceso educativo se impartan contenidos de áreas como la argumentación, la lógica y la retórica.
ABSTRACT
A topic that summons the educational field globally, at present, is the appropriate use of social networks by adolescents, youth and young adults, especially. The reflections developed in this article deal with revealing some positions raised regarding this topic. The methodology used is a documentary analysis of relevant investigations, which have resulted in a series of risks caused by the inappropriate use of social networks, which can be grouped into sequelae of a behavioral nature. The results show that people repeatedly exposed to social networks show situations related to low self-esteem and anxiety. Among other situations, which as a common horizon end up affecting public health, particularly from the psychological-emotional field. It is concluded that the discussions or contests in social networks are related to the mobilization of emotions, leaving aside the rational element, therefore, it is decisive that in the educational process contents of areas such as argumentation, logic and rhetoric.
Resumo
Um tema que convoca o campo educacional globalmente, na atualidade, é o uso adequado das redes sociais por adolescentes, jovens e jovens, principalmente. As reflexões desenvolvidas neste artigo tratam de revelar alguns posicionamentos levantados a respeito desse tema. A metodologia utilizada é uma análise documental de investigações relevantes, que resultaram em uma série de riscos causados pelo uso inadequado de redes sociais, que podem ser agrupados em sequelas de natureza comportamental. Os resultados mostram que pessoas repetidamente expostas às redes sociais apresentam situações relacionadas à baixa autoestima e ansiedade. Entre outras situações, que como horizonte comum acabam afetando a saúde pública, principalmente no campo psicológico-emocional. Conclui-se que as discussões ou disputas nas redes sociais estão relacionadas à mobilização de emoções, deixando de lado o elemento racional, portanto, é decisivo que no processo educacional conteúdos de áreas como argumentação, lógica e retórica.
Este artículo hace parte de una investigación, cuyo enfoque es el uso de las redes sociales, como mecanismo de participación política. Asimismo, se estudia los límites en el uso de las redes sociales, temática que es subyacente de dicha investigación. Por ende, se exploran algunos riesgos en los que se ven inmersos los niños, adolescentes y jóvenes al hacer un uso excesivo de las redes sociales. Siguiendo los postulados de algunos estudios que se han desarrollado durante los últimos diez años; el comportamiento tanto social como psicológico de estos grupos poblacionales se ha visto afectado por la influencia de una muy activa “vida social” en internet. En ese sentido, la finalidad del presente trabajo, es exponer algunos de los riesgos a los que se ven expuestos los jóvenes y adolescentes que adoptan tales comportamientos.
Manuel Castells (2001) advierte cómo internet es una forma de movilizar las emociones por medio de eventos mediáticos, al aseverar que esta red es el canal idóneo para la manifestación, divulgación y denuncia por parte de los colectivos que se sienten identificados por medio de una ideología, ya fuera política, de género, ambientalista, etc. Generando un impacto en la opinión pública, de allí que afirme: “Éstos son movimientos destinados a tomar el poder de las mentes, no el poder del Estado” (p. 123).
En principio, el propósito fundamental de las redes sociales era afianzar la comunicación entre las personas. No obstante, la diversidad de opciones e interacción que estas presentan ha hecho que cada vez se conviertan en un ámbito más atractivo para algunos grupos de entre 16 y 24 años. Las redes sociales se han convertido en un lugar en el que se crean relaciones que tienen gran incidencia en la identidad de los jóvenes, quienes se encuentran más expuestos, y a su vez tienen menos presente los riesgos que las mismas conllevan. Hecho que ha ocasionado que algunos estudiosos de esta área piensen en los cambios que se evidencian en el desarrollo emocional y psicosocial de las personas.
Pilar Cortés (2012) en Participación política de los jóvenes a través de la red ha desarrollado un análisis profundo
en torno a las nuevas formas de participación política que los jóvenes han creado, al afirmar:
No sólo a partir de las formas convencionales sino también de las nuevas tecnologías, como es Internet y las redes sociales on-line. En base a datos extraídos de estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (Barómetro Político), junto con estudios de otras entidades expertas tanto en el comportamiento político como en redes sociales, se trata de responder a preguntas como; ¿Qué características tiene la participación política de los jóvenes? ¿Qué papel tiene sobre esta Internet y las redes sociales on-line? ¿Qué características tiene esta nueva participación política juvenil? ¿Puede ser denominada como participación democrática? (Cortés2012, p. 22)
Los interrogantes planteados por la autora, obligan a reflexionar en torno a la participación social y política de los ciudadanos, especialmente de los jóvenes. Diversas movilizaciones como #Metoo, #Un millóndevocescontralas- Farc, o la #Primaveraarabe que condujo a la caída de las dictaduras en Túnez y Egipto, son evidencia del papel decisivo que tienen las redes sociales en el ámbito político, en la actualidad. De tal manera que las tecnologías de la información, el internet y las redes sociales son espacios que si bien virtuales, se configuran como espacios públicos de socialización.
El internet ha transformado la subjetividad y la intersubjetividad, planteando discursivamente conceptos de participación, micropolítica, ideologías e imaginarios políticos que han tenido eco en acontecimientos, movimientos y acciones de carácter global. Espacios que han sido configurados a través de las redes sociales. No obstante, el panorama que se dibuja no se debe dejar de lado el cúmulo de emociones que circulan en la red y que convierten estos espacios públicos en virtuales en los que se configuran nuevos escenarios de capital importancia para la constitución de subjetividades. Además, no puede perderse de vista que los escenarios virtuales son cada vez más “habitados” por poblaciones más jóvenes y que el número de niños que participan de diversas actividades en este ámbito es creciente.
Unicef (Infancia, 2017) señala que, en las últimas décadas, el uso de las tecnologías de la información ha generado cambios sociales significativos, manifiestos, principalmente en el uso progresivo de dispositivos tecnológicos. No obstante, de manera paralela han surgido otras dificultades como la adicción cibernética, el crimen cibernético y en general la adicción a los dispositivos y a las redes. En este texto, si bien se reconoce que la implementación y el uso de nuevas tecnologías puede ayudar a cerrar la brecha digital en la que se encuentran inmersos un grupo considerable de personas, especialmente quienes por razones geopolíticas se encuentran al margen de la educación formal. También se reconoce que:
La tecnología digital también puede hacer que los niños sean más susceptibles de sufrir daños en línea y fuera de línea. Los niños ya vulnerables pueden correr con un mayor peligro de sufrir algún tipo de daño, incluida la perdida de la privacidad (Infancia, 2017, p.4)
Con lo que el informe señala la ambivalencia que se representa el uso de la tecnología y subraya la necesidad de direccionar éticamente su uso, pues la tecnología por sí misma no tiene una connotación específica, pero el acento humano que cobra vía libre en las redes, sí lo tiene, y es imposible de contener.
Roxana Morduchowicz, en su libro Los adolescentes y las redes sociales, expone:
Un adolescente se conecta a Internet todos los días, y lo hace durante una hora y media cada vez. Esa es la media. Para quienes tienen acceso a la web desde su hogar el vínculo con internet aumenta: se conectan todos los días durante el doble de tiempo, es decir, tres horas cada vez. La misma cantidad de tiempos -y en algunos casos más- que pasan en compañía de la televisión. (Morduchowicz, 2022, p.5)
La estadística expuesta por la autora permite realizar una reflexión acerca de la manera como transcurre la vida social de los jóvenes, la vida cultural -online- donde se establecen gran cantidad de vínculos y el tiempo que les queda disponible para tener relaciones de calidad -offline- o cara a cara. Los adolescentes no distinguen estos dos ámbitos relacionales de manera explícita, si bien la autora señala que no necesariamente los intercambios virtuales reemplazan los intercambios tradicionales, sí menciona que hay cambios evidentes en su manera de comunicación, hecho que sumado a la experiencia permite concluir que estos suelen evidenciarse en relaciones con bajo nivel de empatía, hecho que conlleva muchos otros matices humanos. Lo que implica además una pérdida de autocontrol, tras el proceso de afianzamiento de lazos emocionales con grupos de personas-amigos provenientes de las redes sociales. Como lo expresa Morduchowicz:
Efectivamente el 90% de los jóvenes chatea, visita una red social, manda mails o bloguea, estos son los usos más importantes de los chicos en todo el mundo hacen de internet. Luego siguen; buscar información, hacer la tarea escolar, escuchar o bajar música, ver videos online y jugar. Además, la gran mayoría de quienes tiene un perfil en una red social, lo revisan todos los días (Morduchowicz, 2022, p.32)
Tomando como referencia los planeamientos de Morduchowicz es evidente que la mayoría de los jóvenes usa la internet con fines comunicativos, hecho que constituye el principal motivo de atracción que despierta este entorno en el contexto de su vida social. No obstante, otros estudiosos de este ámbito se han ocupado de analizar qué causas provocan adicción a las redes sociales por parte de los jóvenes, identificar el impacto psicológico, consecuencia de la adicción a las redes sociales e incluso determinar qué conductas negativas presentan los
adolescentes y jóvenes, como resultado del excesivo uso de redes sociales. En este sentido, Enrique Echeburúa Odriozola, en Abuso de internet, expone:
El abuso de Internet puede interferir negativamente en la vida cotidiana de algunas personas y afectar al rendimiento académico, al laboral, a la calidad de las relaciones sociales y a una ocupación sana del tiempo libre. Las personas más vulnerables pueden encontrar en la Red una vía de engancharse al juego, al sexo o a otras conductas problemáticas. Así, el juego online, en sus diversas modalidades, ha irrumpido con fuerza en la actualidad y ha adoptado formas más atractivas para personas jóvenes, como las apuestas deportivas. De hecho, el juego en Internet (por ejemplo, el póquer online, los casinos y bingos online o las casas de apuestas), en la medida en que facilita el anonimato, es accesible en cualquier momento y lugar. (Odriozola, 2016, p.92)
Desde esta perspectiva, el autor devela algunas de las consecuencias negativas ocasionadas por el abuso del uso en las redes sociales, hecho que culturalmente se ha venido normalizando, en ocasiones reiteradas, con la excusa del constante avance de la tecnología. No obstante, la adicción a las redes sociales no se presenta como un gusto espontáneo, por el contrario, tiene diferentes motivaciones, entre las que se destacan el trabajo y los estudios, pues claramente el desarrollo del internet ha generado una serie de virajes en la vida cotidiana, con lo que la adicción a las redes sociales se presenta como una alternativa para los jóvenes o adolescentes que en sus vidas privadas hacen parte de contextos con disfuncionalidad familiar, de igual manera, en los entornos en los que se presentan bajos niveles de armonía y carencias afectivas. Aunque no son los únicos lugares en los que esto sucede.
Josu Ahedo y otros, en ¿La familia es una escuela de amistad? Plantea:
La colaboración entre la escuela y la familia puede resultar fundamental para que el comportamiento en redes sociales del adolescente no sea disfuncional. Además, un buen ajuste escolar sustentado en la “la amistad y ayuda percibida entre compañeros del grupo clase, la apreciación de la implicación En el aula y la cercanía observada del profesorado” hacen que el adolescente se aleje de la dependencia de las redes sociales (Josu Ahedo, 2022, p.185)
Con lo que los autores sugieren una superación de la crisis ocasionada por el abuso de las redes, a través de la intimidad y el aislamiento. Del conocimiento y reconocimiento social, en el que se visibilizan matices éticos y afectivos, conducentes al desarrollo de vínculos, la protección recíproca, ya se trate de un ámbito familiar o de pares o amigos, y al fortalecimiento de la capacidad de comunicación y en general al afianzamiento de vínculos.
No obstante, no se agotan aquí las causas de adicción a las redes sociales, por parte de jóvenes y adolescentes. Javier Urra (2017) en Primeros auxilios emocionales para niños y adolescentes, señala una serie de situaciones que ayudan a comprender mejor esta problemática:
Hábitos como el uso de las redes sociales, más de dos horas al día, tener más de quinientos amigos online, o jugar en el ordenador durante casi tres horas diarias pueden favorecer la adicción a internet. Pasar excesivo tiempo de conexión puede implicar dependencia o renuncia a la realización de otras actividades. Los síntomas que podrían ser significativos son malestar o irritabilidad, sensación de agobio, alivio que genera el uso de los distintos dispositivos tecnológicos, fracasos en el intento de control del uso, dificultad para desconectarse, mayor tiempo de dedicación del previsto. La adición aumenta a medida que lo hace la edad del joven usuario. Si nos fijamos en su etiología, encontramos el escape de la cotidianidad, es un refuerzo positivo de compensación, se busca contacto, genera distracción, evitando el dolor y el malestar emocional, genera confianza en uno mismo, elude nuevos retos. Como factores de riesgo encontramos muchas veces problemas de personalidad, como timidez excesiva, baja autoestima, rechazo de la imagen corporal, dificultades de relación, no saber afrontar adecuadamente las dificultades cotidianas, así como un fácil acceso a las TIC y su bajo coste (Urra, 2017, p.189)
Entre las múltiples causas y evidencias presentadas por el autor, es sobresaliente la adicción ocasionada por el fácil acceso a los dispositivos móviles. Si bien la democratización de la tecnología se halla en un momento determinante por el significado que esta acción tiene para muchos grupos poblacionales que se encuentran al margen de los desarrollos tecnológicos, o del acceso ordinario al sistema educativo. El incremento de uso de las redes sociales en la población juvenil y su mal uso, evidentemente influye de manera negativa en la vida y en las actividades cotidianas de niños, jóvenes y adolescentes.
Si bien se han mencionado una serie de características y evidencias relacionadas con el uso excesivo de las redes sociales, los problemas de salud mental no se han enfatizado en su amplia perspectiva. Por tal razón, se analizan a continuación algunos estudios que han trabajado en profundidad dicha problemática.
Emma Pérez Cuadros, en conjunto con otras investigadoras, ha desarrollado un estudio denominado consecuencias del abuso de las redes sociales en la adolescencia, en el que exponen:
Las nuevas tecnologías han llegado a nuestras vidas para mejorar la comunicación, pero a la vez han conllevado algunos problemas relacionados con el uso y abuso de estas por parte del colectivo adolescente, sobre todo. Estos han utilizado esta herramienta como medio de aislamiento, de manera que encontramos que el uso excesivo de las redes sociales está relacionado con variables psicosociales como la vulnerabilidad psicológica, los factores estresantes y el apoyo familiar y social. (Pérez, 2017, p.347)
Algunos aspectos negativos como la depresión, la baja autoestima, el estrés, la ansiedad, el cansancio emocional, cuando se presentan en jóvenes y adolescentes pueden ser consecuencia del uso excesivo de las redes sociales, según los hallazgos de este grupo de investigación, y peor aún, tales comportamientos y otras manifestaciones psicológicas de los mismos que pueden evidenciarse en la baja autoestima, el aislamiento, y la mínima interacción física con sus pares, la dificultad para relacionarse debido a una reiterada tendencia a la hostilidad y su tosca exteriorización, pueden llevar a quienes los padecen hasta el suicidio.
Eva Millet en Niños, adolescentes y ansiedad, ¿un asunto de los hijos o de los padres? expone:
Los móviles y otras pantallas que se facilitan de forma más y más precoz -el móvil de última generación, por ejemplo, es el regalo estrella de la comunión- son otros generadores de ansiedad en la infancia. Son muchos los especialistas que alertan sobre la adicción que crean estos aparatos y su contenido. Como las drogas, tanto las redes sociales como los juegos online, están diseñados para que el usuario genere altos niveles de dopamina el neurotransmisor que activa el llamado “circuito de recompensa”. La abstinencia de estos niveles de dopamina -por falta de la fuente que la produce- genera estrés, ansiedad, irritación y dolor. (Millet, 2019, p.43)
Este cuadro clínico presentado por Millet es una herramienta para comprender con mayor amplitud las reacciones de niños y jóvenes ante los controles o límites que o bien se impone, o se intentan imponer con niños, adolescentes y jóvenes, ya sea en el ámbito familiar o escolar, pues se trata de acciones que para un adulto pueden tener una connotación irrelevante, pero para la persona afectada forma parte del impacto psicológico, resultado de la ansiedad.
En esta misma línea, Terri Apter, en ¿Cómo interpretar a los adolescentes? Retos y placeres de la educación en la adolescencia, plantea:
El tiempo de la pantalla de hoy, es en efecto diferente al tiempo de la pantalla que suponía la televisión en los años 50. Es interactivo, más convincente. El teléfono del adolescente suele estar tan hecho jirones, desgastado y sucio como el peluche de un niño pequeño. Como el juguete de un niño permanece cerca del adolescente en todo momento. (…) El compromiso de los adolescentes con las redes sociales adopta muchas formas manifiestas en las amistades, el aislamiento, la ansiedad, las autolesiones a la imagen personal (Apter, 2022, p.73)
Apter mantiene la postura acerca de la adicción a las redes y la ansiedad de los adolescentes y jóvenes por permanecer conectados y estar atentos s sus redes sociales, con lo que incluso llegan a perder la noción del tiempo y a abandonar sus actividades cotidianas. Hecho que los convierte aún más vulnerables a las ideas, opiniones y percepciones de terceros, en una etapa de la vida en la que la sensibilidad extrema a la opinión y percepción de pares, así como sus constates cambios físicos y sociales, pueden representar un riesgo en términos psicológicos.
Gio Zararri (2022) en El fin de la ansiedad en niños y adolescentes expone en esta misma línea, una serie de pautas de acompañamiento en el proceso de transición entre el niño, el adolescente y el inicio de la edad adulta. Su respuesta a la ansiedad y al abuso de los mecanismos externos es el acompañamiento afectivo y el ejemplo. Al respecto afirma:
A lo largo de los últimos años, muchos adultos me han comunicado las dificultades a las que se enfrentaban en la educación de sus hijos, respecto a estos temas. La importancia de estos asuntos no permite pasarlos por alto, ya que problemas como la ansiedad y la baja autoestima tienen una relación directa con la capacidad de sentirnos seguros y creer en nuestras propias capacidades. Estas bases se establecen durante la infancia y dependen en gran medida del modo en que nuestros padres o tutores nos educan. (Zerrari, 2022, p.47)
Las redes sociales como entorno habitado preponderantemente por niños, jóvenes y adolescentes. Son lugares que los psicólogos y expertos en el tema han definido como espacios de presión, en los que los adolescentes se ven obligados a mantenerse activos, con el propósito de no sentirse rechazados. Hecho que está encadenado a la ansiedad de conexión, hábito que expone a los jóvenes a desarrollar problemas emocionales, alteraciones de sueño, cuadros de ansiedad y depresión. Para Zerrari y otros investigadores de esta área de conocimiento, el acompañamiento emocional y psicológico que ejerce la familia, los amigos y los grupos sociales reales es determinante en el manejo de estas situaciones, así como el manejo de límites.
El acceso a internet está supeditado por unas condiciones materiales y otras de orden cognitivo, poseer un computador personal y buena conexión son requisitos primarios, además, se requiere que los estudiantes cuenten con unas competencias: saber operar el dispositivo y tener la capacidad de discernir críticamente del océano de información cuáles son fuentes rigurosas y fiables, identificar sesgos, falacias u opiniones infundadas. Con respecto a la importancia de una educación que estimule tanto el pensamiento como la actitud crítica Martha Nussbaum arguye: “[…] incorporar el pensamiento crítico a la metodología pedagógica de distintos cursos, enseñando a los estudiantes a indagar, a evaluar las pruebas, a escribir sus propios trabajos con argumentos bien estructurados y a analizar argumentos que se exponen en otros textos”. (Nussbaum, 2014, p.84).
Asimismo, es importante dotar a los estudiantes con contenidos que les permita superar el nivel de la discusión que apela a la conmiseración, a la movilización de las emociones, la sensiblería y el sentimentalismo: al pathos; para trascender al ethos y logos retórico, así como evitar incurrir en falacias, por tal razón, Victoria Camps (2011) asevera:
En efecto, el sentimentalismo es el sentimiento sin la guía de la razón. Emociones y razón han de ir de la mano en el razonamiento práctico: las emociones por sí solas no razonan; las razones contribuyen a modificarlas y reconducirlas. (Camps, 2011, p.11)
Para consultar y obtener conocimiento cierto e interactuar en la red es necesario identificar falacias, errores en la argumentación, así como las violaciones a los principios de la lógica, también, es decisivo develar las ideologías que subyacen en la construcción de las imágenes discursivas, asimismo, comprender que los medios de comunicación, los portales de noticias y hasta los periodistas tienen una intención comunicativa manifiesta, ya sea defender o atacar una postura, para lograr sus cometidos exponen sus argumentos desde posiciones ideológicas identificables. Por tales razones, Monserrat Bordes afirma:
Y ser capaz de detectar falacias es el primer paso para conseguir evitar los peligros de las creencias acríticas. La lógica de la argumentación es un instrumento de evaluación de nuestras creencias, muchas de las cuales se almacenan en nuestra mente con frecuencia por razones espurias: pereza mental, creencias desiderativas, subproductos de magisterios acríticamente aceptados, conformismo interesado o simple ignorancia. Todos incurrimos muchas veces en lo que se puede llamar ‘autoindulgencia epistémica’, la tendencia a deleitarnos en creencias confortables, pero mal justificadas. (Bordes, 2011, p.32)
La democratización del internet, que en principio se comprende como una manera de satisfacer las necesidades de niños, adolescentes y jóvenes, especialmente de aquellos que por razones diversas se encuentran al margen de los proceso educativos formales o de las personas para quienes acceder a las dinámicas tecnológicas resulta imposible, puesto que sus condiciones sociodemográficas se los impide; de manera , en países del primer mundo y en general en la mayoría de los sitios en los que el acceso a dicho entorno es sencillo, económico, gratuito o libre, también se ha convertido en una oportunidad para delinquir, para crear y recrear una serie de delitos informáticos y cibernéticos que de otra manera hubiera sido imposible tan solo imaginarlos.
La escuela es precisamente el lugar en el que tal situación se hace tan evidente como contradictoria. Dentro de los espacios de formación, se entiende el acceso a internet, a las redes, a los dispositivos electrónicos de última tecnología, y en general al ámbito digital, como una oportunidad para mejorar los procesos. No obstante, ante este panorama, sumado a la deficiente formación de muchos docentes de educación primaria, básica y media que, por razones bien sea generacionales, o de capacidad de estar al ritmo de los cambios y desarrollos tecnológicos y de la implementación de estos nuevos dispositivos en los procesos pedagógicos, así como la imposibilidad de homogenizar el acceso a tales tecnologías, han llevado a los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes a hacer un uso deficiente de las posibilidades formativa y participativas que ofrece la web. Con respecto a esta perspectiva, señala:
Se requiere, además, de un profesorado con una nueva perspectiva, dispuesto a modificar los viejos paradigmas que interfieren y discrepan con el uso de la tecnología. De nada sirve tener grandes recursos tecnológicos si la labor del maestro se limita a la de un salón de clases tradicional. (…) El maestro debe motivar al alumno a su autoaprendizaje, incitándolo a la búsqueda la información, generando su propio conocimiento (Educación, 1999, p.263)
Arturo Alvarado en Los desafíos de la justicia para adolescentes en America Latina, expone la creciente problemática que se presenta en países de dicha zona, y la necesidad de realizar cambios constantes en su legislación, a raíz de la cada vez más temprana incursión de niños, adolescentes y jóvenes en la vida delictiva, cuyo principal nicho son las redes sociales y las posibilidades que estas ofrecen (Alvarado, 2022). Como dato particular, las confrontaciones que se suscitan a raíz de tales situaciones suelen tener como espacios físicos instituciones como escuelas y colegios, lo que indica que estos delitos suelen cometerse entre pares, aprovechado en muchos casos la información que se tiene sobre compañeros y conocidos e incluso haciendo uso de dispositivos institucionales y de las redes que allí se encuentran a disposición y que originalmente están destinadas a ser usadas en el proceso educativo.
En la actualidad es creciente el número de delitos informáticos en los que se encuentran involucrados niños, adolescentes y jóvenes. De igual manera, es progresiva la tasa de adicción a las redes sociales. Si bien originalmente las tecnologías usadas en las instituciones educativas están llamadas a ser herramientas constructivas. Desde la investigación desarrollada por Alvarado (2022), se evidencia en la práctica que en diversos entornos educativos de América Latina, tales herramientas han terminado por impactar negativamente distintas áreas de la vida de los estudiantes, tanto desde el rendimiento académico como desde la capacidad de relacionarse y de entablar relaciones sociales con sujetos reales, siendo una característica de estos grupos el aislamiento y una evidente preferencia por el uso de redes sociales, en lugar de la socialización física.
Ángel Gordo, Albert García y Javier de Rivera en Jóvenes en la encrucijada digital, itinerarios de socialización y desigualdad en los entornos digitales. Exponen un panorama en el que se refleja una necesidad de buscar referentes en grupos de iguales, tales como las redes sociales o los grupos de WhatsApp, en los que se congregan alrededor de relaciones en espacios privados cuyo eje vinculante suelen ser las actividades sociales, principalmente. La creación y permanencia en estos grupos suelen ser la respuesta a la necesidad de pertenencia identitaria o microidentitaria, es decir, a la necesidad de pertenecer socialmente. En principio, compartir fotos, música o videos son acciones cotidianas, la dificultad se presenta cuando estas son explotadas excesivamente, llegando a convertirse en conductas negativas que hacen parte de estrategias mercantiles, tal como lo exponen los autores en su texto cuando mencionan:
Justin Rosestein -ingeniero de Silicon Valley, creador del botón “Me gusta” en 2007- causó todo un revuelo cuando optó por bloquear las app de Facebook y otras de redes sociales en su propio teléfono móvil. En una entrevista concedida a The Guardian afirmaba que los “Me gusta” -a los que calificaba como “destellos brillantes de pseudoplacer”- han pasado en los últimos años a “configurar la economía de la atención” y que, “en muchos casos, están causando
graves problemas de autoestima, sobre todo entre la población más joven. (Gordo, García y de Rivera, 2019, p.1)
El caso de Rosestein obliga a pensar las connotaciones éticas en las que están inmersas las nuevas tecnologías, especialmente, aquellas que ofrecen las redes sociales.
Silvia Olmedo en ¿Cómo saber si estás a dos pasos de la locura? denuncia otras modalidades de adicción anexas a las redes sociales, una de ellas, es el síndrome FoMo, sobre el que explica:
FoMO, acrónimo en inglés de “fear of missing out” y que se traduce por “miedo a perderse algo”. Es una necesidad de estar conectado permanentemente y de estar al tanto de todo lo que está haciendo la gente que considera importante en su vida. Desplazan el centro de atención de su propia existencia hacia la de otras personas. Se vuelven tan dependientes de las redes sociales que el hecho de no empezar el día viéndolas, les puede generar un nivel de
ansiedad muy alto (Olmedo, 2019, p.6)
Un segmento de esta reflexión, necesariamente debe estar asociado a las consecuencias psicológicas que presentan las personas adictas a las redes sociales. De manera reiterada, los investigadores de estas áreas dedican dentro de sus análisis un apartado de su trabajo para pensar en la obsesión, la depresión, la ansiedad,
la baja autoestima y el estrés que acompaña a las personas que han creado un proceso de dependencia de las redes. Hecho que se traduce en aislamiento social, conductas negativas, poca capacidad de concentración, disminución en su rendimiento académico y en ocasiones incluso deserción escolar.
Villena Moya en su artículo Uso y uso problemático de pornografía en adolescentes: un debate no resuelto pone en discusión una problemática propia de la población a la que se alude en este documento. Se trata del consumo y la adicción a la pornografía. El autor menciona:
La presencia de materiales sexuales explícitos ha crecido significativamente en las últimas décadas, especialmente en internet. El fácil acceso a internet y la disponibilidad del teléfono móvil a edades tempranas ha revolucionado la manera en la que los adolescentes aprenden sobre sexualidad, haciendo que el consumo de pornografía online se convierta en una práctica habitual. Además, conductas como el “sexting” o el “revenge porn” también son frecuentes en esta etapa evolutiva. Sin embargo, debido a que los adolescentes se encuentran en un período evolutivo crítico para el desarrollo de una sexualidad sana, por los diversos cambios biológicos, afectivos, psicológicos y sociales propios de esta etapa, parece que son más susceptibles ante la exposición a este tipo de contenidos. Diversas investigaciones han asociado el uso de pornografía en adolescentes con posibles consecuencias perjudiciales (favorecer estereotipos de género, disminuir la satisfacción sexual o fomentar actitudes agresivas en el ámbito sexual) y beneficiosas (aumento de la autoestima sexual, liberación de estrés y mayor conocimiento sexual) (Moya,
2020, p.32)
Las conductas sociosexuales que suelen tener un efecto crítico durante el periodo de la adolescencia por falta de comprensión, curiosidad, de información confiable y experimentación, así como una necesidad constante de búsqueda de referentes o ideologías con las cuales identificarse, no responsable entre muchas otras circunstancias, se devela con el estudio relacionado, al problematizar el riesgo que representa el uso excesivo de las redes sociales sin establecer límites, control y sin miramientos éticos. Las investigaciones que se han llevado a cabo en las que se estudian las conductas sexuales enfermizas o aberrantes con niños, jóvenes y adolescentes y redes sociales, suelen tener matices problemáticos, sin contemplaciones morales ni consideraciones humanas. En este caso, como se expuso, se trata de una serie de factores que al agruparse generan resultados nocivos, no solo para los usuarios asiduos de estos grupos y material, sino para las personas que hacen parte de su entorno.
Valerie Urbistondo Rodríguez (2022) desarrolla ampliamente esta temática, auscultando las relaciones entre amigos, de pareja y la intimidad emocional, para pensar el efecto del uso de dispositivos móviles y sus secuelas en las relaciones socioafectivas. Una de las conductas que más afectan la interacción social y que está asociada a la deficiencia comunicativa en las relaciones interpersonales es el Phubbing, una conducta que se deriva de la adicción a las redes sociales y que se hace manifiesta a través de prácticas como la inseguridad que manifiesta alguien si no tiene su celular, ignorar al interlocutor por hacer uso del teléfono móvil, realizar acciones cotidianas como comer o ir al baño teniendo el celular en la mano o usar el teléfono mientras se hace uso del transporte público (Urbistondo, 2022, p.33).
En este trabajo se ha relacionado un panorama acerca de los cambios, características y situaciones asociadas a las confrontaciones psicológicas a las que se ven expuestas las personas que, en medio de sus procesos de interacción y comunicación, hacen uso desmedido de las redes sociales, las cuales se extienden de manera acelerada en los diversos contextos en los que interactúan niños, adolescentes y jóvenes. Uno de estos ámbitos es el entorno educativo. En las últimas décadas las instituciones educativas, especialmente las de carácter público gubernamental, han realizado gestiones para poder incorporar en sus prácticas pedagógicas dispositivos electrónicos, también, se ha ampliado la cobertura de internet, además, las redes sociales aparecen como una extensión del aula, con el propósito de que este conglomerado de herramientas sean puestas al servicio y mejoramiento de la calidad educativa, no obstante, dados los primeros hallazgos, surgen múltiples inquietudes acerca de la necesidad de realizar investigaciones que arrojen luz sobre la manera más adecuada de proceder.
La era de la información digital se ha erigido como el medio de comunicación por excelencia, si bien esta a permitido la globalización y la unificación de los mercados, así como agilizado las comunicaciones, además, de
facilitarnos el consumo de productos y servicios, también, se ha ampliado la cobertura y el acceso a espacios educativos de diferentes modalidades, por ello, las tecnologías de la información se tornan decisivas para los procesos de enseñanza- aprendizaje.
El uso de las redes sociales en contextos educativos está siendo cuestionado y se ha evidenciado que ocasiona problemas en la salud mental de los usuarios, la ansiedad, el síndrome de abstinencia, el Phubbing, las depresiones y cambios en los estados de ánimo son síntomas de que las bondades con las que se han publicitado y vendido las redes deben ser sometidas a escrutinio y adoptar una actitud escéptica y crítica frente a estas.
Las redes sociales permiten la visibilización y denuncia de problemas, injusticias y violaciones a los derechos humanos, etc., además, son los escenarios para manifestar las predilecciones ideológicas, buscar una filiación con otros usuarios que tienen valores en común, identificarse con movimientos políticos, ambientalistas, feministas, animalistas, religiosos, pacifistas, etc. Las discusiones que se suscitan en la virtualidad exigen de un nivel de argumentación, donde la valoración de las razones dependa de criterios lógicos y argumentativos, dentro de los tres niveles a los que se apela en el discurso retórico: el pathos, el ethos y el logos, en las redes sociales en algunas ocasiones se busca persuadir por medio de emociones, por ello, es perentorio, una formación que propicie superar este nivel y se discuta con buenas razones, claridad argumentativa, precisión en el uso de los conceptos y términos, para que los estudiantes produzcan tesis soportadas en premisas sólidas, acepten los mejores argumentos y consideren al antagonista como un interlocutor válido.
Si bien es una labor difícil establecerle límites a los estudiantes frente al consumo de internet y la forma de interactuar, así como al uso prudente de las redes sociales, lo que sí es posible hacer es dotar a los estudiantes de pensamiento y actitud crítica para establecer criterios y evaluar la información que consultan, de allí la importancia de educarles el carácter e impartirles contenidos en áreas como la lógica, la argumentación y la retórica, saberes que le permitirán dirimir, cuestionar, analizar, contrastar y ser escépticos frente a lo que se publica en las redes.
Las virtudes y aportes de las redes sociales en las prácticas educativas son bien conocidas, lo que se desconoce, y, por lo tanto, es necesario estudiar son los efectos, consecuencias, enfermedades, adiciones y riesgos que se derivan de un uso inadecuado de las mismas. De acuerdo con el uso óptimo internet puede ser una interfaz, un canal de información o una gran biblioteca, también puede ser un ágora virtual o una extensión de la escuela y de las prácticas de aula. De allí la relevancia del logos para filtrar la información publicada en las redes, también se requiere la observancia de una postura ética que permita evaluar las bondades y los problemas de su uso. Este cumulo de herramientas están llamadas a convertirse en un gran aporte a los fines de la educación: la formación ciudadana, la consolidación de la autonomía, la capacidad de pensar por sí mismo, el respeto por las diferencias, la posibilidad del altruismo, propósitos que resignifican el espacio político y le otorgan un estatus de condición sine qua non para el establecimiento de la democracia.
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