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El docente-prosumidor y el uso crítico de la web 2.0 en la educación superior1Translated title (es):The prosumer teacher and the critical use of 2.0 webs in superior education |
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Resumen |
En la educación superior, el docente se ve abocado a una serie de cambios en su rol, cuya transición es producto de las transformaciones mediáticas emergentes de la condición de la sociedad de la información y el anclaje de las Tecnologías de la Información y la Comunicación al contexto educativo. Por ello, el manuscrito aborda una metodología cualitativa, en tanto analiza e interpreta documentos primarios desde la teoría fundamentada, para develar la condición e impacto de la web 2.0 como principal epicentro de transformación de las funciones del docente hacia la incentivación de unos referentes pedagógicos, comunicativos y dialógicos que dan como resultado una postura crítica y reflexiva sobre las implicaciones de una acción de prosumidor2 con sus educandos y pares académicos, en pro de establecer dinámicas autónomas, participativas y propositivas que abarquen un panorama colaborativo, sin dejar de lado una evaluación consciente y autocrítica para el mejoramiento de los ambientes de aprendizaje. Como conclusión, se presentan los inconvenientes hallados para asumir el rol de docente prosumidor, en tanto las actitudes y medios aún carecen de iniciativas y formaciones orientadas a la adquisición de competencias mediáticas, y un empoderamiento consecuente de reflexionar sobre relaciones de saber-poder inscritas por jerarquías y manipulaciones de medios que entran en conflicto con la actividad pedagógica.
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Abstract |
In superior education, teachers are led to a series of changes in their teaching role; transitions made as a product of emerging mediatic transformations of the information society and the anchorage of communication and information technologies in the educative context. Therefore the manuscript addresses a qualitative methodology while analyzes and interprets primary documents from the grounded theory to reveal the condition of the 2.0 web as the main epicenter of teacher´s roles transformations towards pedagogical, communicative and dialogical referents incentives which as a result produce a critical and reflexive posture about the implications of a prosumer action for students and academic pairs in pro of establishing autonomous, participative and propositional dynamics for collaborative work including a conscious and self-assessed evaluation in order to improve learning environments. As a conclusion, some disadvantages were found to assume the role of a prosumer teacher though attitudes still lack of initiatives and training oriented to the acquisition of mediatic competences and an empowerment given by the reflexion on the relations between knowledge and power circumscribed to hierarchies and manipulations in conflict with the pedagogical activity.
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La sociedad líquida de la que habla Zygmunt Bauman y la sociedad de la información relacionada con la actual condición social, y su dependencia al desarrollo de procesos de gestión y administración de la información como capital sustancial, son algunas de las coyunturas que dan cuenta de las implicaciones del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación [TIC], específicamente en la articulación de la Web 2.0 al campo educativo. Por ello, y como afirma José Octavio Islas (2008) las condiciones de interacción, comunicación y enseñanza-aprendizaje paulatinamente han cambiado, incidiendo en la forma cómo el docente se desenvuelve en el aula. A partir de este hecho se plantea el problema de una aproximación a la figura del prosumidor como perfil necesario en el uso de la web 2.0 desde la incidencia del paradigma de la facilitación del aprendizaje en la educación superior. Como objetivo central se encuentra el desarrollar una reflexión crítica sobre el rol del docente y el uso de las web 2.0 para la integración del educando en una experiencia colaborativa, dialógica y participativa.
Algunos antecedentes como los expuestos por Gemma Tu Ferrer (2011), Manuel Alonso (2011), Alfonso Gutiérrez (2012) y Alvin Toffler como la autoridad académica central en el tema, describen la premura de articular los principios de la web 2.0 a la educación, en tanto las dinámicas socio-culturales y la ubicuidad tecnológica requieren una transición del paradigma industrial a una alfabetización mediática, que propicie elementos metacognitivos, de autonomía e interacción como base a una construcción colaborativa del conocimiento, en la cual según Jaqueline Sánchez y Paloma Contreras (2012), Islas (2008), Giuseppe y Gil (2012) y Cortés (2012) toman los postulados de Marshall McLuhan para considerar la figura del prosumidor como un agente de cambio y facilitador de procesos pedagógicos, congruentes con la complejidad educativa y el uso de recursos tecnológicos en pro de afianzar una formación para el mundo de la vida.
La metodología dispuesta para el estudio de este fenómeno educativo, se circunscribe en el enfoque cualitativo descrito por Ruth Sautu, Paula Boniolo, Pablo Dalle y Rodolfo Ebert (2005) como una posibilidad de hallar tendencias en medio del análisis y la exégesis de documentos primarios, que son tratados a partir de los preceptos de la teoría fundamentada planteada por Barney Glaser y Anselm Strauss (1967) y Anselm Strauss y Juliet Corbin (2002). En ella se ve imbricada la posibilidad de la categorización emergente, producto del análisis y codificación de datos para la consolidación de categorías y sub-categorías en el orden inductivo, es decir, profundizar en el fenómeno ya estudiado en otras líneas (web 2.0 y la acción de los prosumidores) y dotarlo de una visión crítica y reflexiva en el contexto de la educación superior. Esto se logra a partir del análisis de documentos primarios en el software Atlas ti. Y el aprovechamiento de métodos como el de comparación constante y codificación axial.
Por último, se tiene que en primera instancia el manuscrito resalta las concepciones de la web 2.0 y la acción de los prosumidores, para dar cuenta en los resultados de una caracterización de los roles del docente-prosumidor, como figura representativa de un cambio en las dinámicas educativas asociadas al uso de las TIC y los recursos provenientes de una web dinámica con posibilidades de comunicación, interacción y emancipación a través de un rol activo de parte de los docentes y educandos. Consecuentemente, se presentan algunas dificultades a tener en cuenta para la alfabetización de docentes en pro de asumir este rol activo, y la posibilidad de un cambio en actitudes y aptitudes a partir de una autoreflexión progresiva, encaminada a resaltar la importancia de una actividad investigativa, evaluativa y de diseño en función de desarrollar por el docente una labor crítica para superar el paradigma tradicional de enseñanza.
La web 2.0 ha emergido como un concepto para respaldar las interacciones desarrolladas en el ámbito de la virtualidad y en el marco de la sociedad de la información, cuyo referente es la dinámica colaborativa, la mediación comunicativa y la gran variedad de servicios que ofrece la red de redes –internet- en pro de romper brechas espacio-temporales. En ese orden de ideas, autores como Tur Ferrer (2011); José Mayorga, Dolores Madrid y Fabián Núñez (2011); Luminita Giurgiu y Ghita Bàrsan (2008), aluden el nacimiento de la web 2.0 en el año 2004-2005, en el cual, el término es acuñado por Tim O`Reilly para denotar la diferencia con respecto a la estática que se observaba en la red, donde los contenidos se mostraban de manera plana y sin ninguna intervención por parte de los usuarios. De este modo, la web 2.0 logra establecer un proceso interactivo en el que se ven asociadas todo un conjunto de tecnologías participativas encaminadas a delegar al usuario un rol activo y coherente con las acciones vislumbradas en las wikis, las redes sociales y los blogs.
Apelando a esa metáfora de Zygmunt Bauman –la modernidad líquida- en la cual la búsqueda de identidad, la disolución de vínculos y el acelerado paso de los desarrollos informáticos hacen características a la web 2.0, la cultura en general se ha visto revolucionada por la incidencia de esta tecnología, por lo que Gutiérrez (2012) argumenta una transición en los objetos culturales que antes del siglo XX eran necesarios para la interacción, la comunicación, la colaboración y el relacionarse con el otro. Verbigracia, los textos, medios magnéticos y físicos, los espacios lúdicos y artísticos y en general las formas de producir han trasmutado a formas de difundir e incorporar flujos de información como capital central de la actual sociedad.
La dimensión conceptual de web 2.0 expuesta anteriormente, abre la posibilidad de buscar un sentido pedagógico al uso de los beneficios de la red y las ventajas de la comunicación e información interactiva, de fácil acceso y abierta a diversas demandas sociales. No obstante, la educación como un proceso continuo e integral debe ser orientada en el marco del saber pedagógico, por lo que los contenidos y recursos encontrados en la red, podrán dar cuenta de un aprendizaje constructivo, siempre y cuando, sea guiado y alfabetizado. Por ello, la labor del docente, del educando y la comunidad educativa en general implica adquirir una habilidad consciente y reflexiva del uso de la web 2.0.
Otro de los aspectos a tener en cuenta sobre la articulación de la web 2.0 en el contexto educativo, es la necesidad formal (políticas, normas y acciones institucionales) e informales (autogestoras, autónomas y cotidianas) de la alfabetización mediática para el desarrollo de habilidades en el uso y apropiación de recursos tecnológicos a partir del desenvolvimiento personal, profesional y ético. La propuesta de Gutiérrez (2012) gira en torno a una serie de competencias en el orden instrumental, cognitivas, éticas y estéticas coherentes con el desarrollo de reflexiones críticas sobre el buen uso de las redes sociales, las aplicaciones web y las herramientas allí dispuestas, un modelo de formación convergente tanto para educandos como profesores y actores en general de la comunidad académica hacia la incentivación de aprendizajes contextualizados y la implementación de las tecnologías, más exactamente de la información y la comunicación en pro del crecimiento académico y axiológico.
El ciberespacio demanda usuarios que van de lo heterónomo a lo autónomo, por esta razón, la alfabetización digital y tecnológica se muestran como un imperante en las políticas y necesidades de las sociedades contemporáneas, sin duda, es un paso a dar progresivamente para lograr ciudadanos con hábitos y comportamientos idóneos frente al abismal impacto de la web social. Adicionalmente, la resonancia cultural e histórica provista por el impacto de la web 2.0, ha conseguido cambiar no solamente los protocolos, medios y símbolos, también, coadyuva a una transformación en los roles y perfiles de las personas que acceden a estas mediaciones tecnológicas, si bien ya no de forma pasiva, los usuarios y en especial mención los educandos, se convierten en personas colaboradoras en la conformación de contenidos, aportando desde su experiencia en el debate y reafirmando lo contextual de un aprendizaje centrado en los intereses y ritmos de aprendizaje favorecidos por diversos recursos suministrados por la web. En palabras de Islas (2008) “el cibernauta accedió a la condición de prosumidor” (p. 29). A continuación se precisa en profundidad el concepto prosumer –acrónimo en inglés que une la acción de productor (producer) y consumidor (consumer)- y sus implicaciones en el campo educativo.
La revolución tecnológica y en mayor consideración los avances conseguidos en términos de conectividad, comunicación e interacción a través de procesos virtuales y redes, ha contribuido a que en la denominada web 2.0 se susciten nuevos desarrollos de estar, representarse y acceder a la información que circula en la Internet. Tur Ferrer (2011) infiere que la transición de la web primera y estática a la 2.0 dinámica y colaborativa, ha hecho repensar en las acciones de los usuarios y personas que acceden a este medio, en tanto sus actividades ya no serán solo consumidoras, sino además, adquirirán una nueva visión de compartir, modificar y aplicar dicha información a beneficio propio, dejando atrás la pasividad receptiva y asumiendo un rol más activo y participativo en la interacción digital. En ese orden de ideas, las visionarias teorías de Alvin Toffler en los años setenta del pasado siglo, cobran vigencia a partir de un usuario que se transforma de consumidor a productor, lo cual en la literatura se ha denominado como prosumidor.
Si bien el libro de este autor: “La tercera ola” fue uno de los primeros en hablar sobre el prosumidor y la emergencia conceptual ante los cambios generacionales e informáticos, también autores como Marshall McLuhan proponen el concepto de prosumidor desde una transformación a la teoría comunicativa y en aporte al desarrollo de una investigación concienzuda sobre los medios, que erróneamente en otros textos, según Sánchez y Contreras (2012), ha dejado de lado la historicidad del concepto para ponerlo yuxtapuesto al impacto de las redes sociales. No obstante, el concepto paulatinamente se asocia a elementos como la aldea global, la economía invisible y la revolución tecnológica, como factores que llevan a fundamentar su articulación en la sociedad de la información. A lo largo de este apartado se intentará comprender la trascendencia del concepto y las implicaciones de una teorización que va más allá de lo productivo y operativo, concediéndole relevancia para procesos comunicativos, educativos y pedagógicos mediados por la red y las nuevas tendencias móviles de aprendizaje.
Islas (2008) pone en cuestión los cambios observados en cada una de las olas descritas por Toffler; en la primera ola el agricultor no escatimaba en habituarse y obtener lo necesario para sobrevivir, era una persona sedentaria en busca de tierras prosperas para abastecerse, por lo que no había una relación de consumo y producción directa; es el industrial, la factoría y las líneas de fabricación las cuales segregan la visión conjunta del prosumidor, dividen el mercado y la relación política y económica en consumidores y productores, cada uno con sus roles y funciones en demanda del bursátil periodo de extensión capitalista; El cibernauta cambia las reglas y se orienta en la era de la información a la unión del consumidor y productor en la figura que comparte y no difiere de su condición de receptor o emisor, acorde con las innovaciones y concepciones de la construcción de la realidad por medio del vector virtual y las posibilidades ofrecidas para romper las barreras espacio-temporales.
De otro lado, para establecer un referente conceptual de la palabra prosumidor, es necesario analizar su procedencia semántica, es así como Islas (2008) y Jesús Salinas (1997) afirman que la palabra prosumidor deriva del término prosumer; del acrónimo en inglés de las palabras productor –producer- y consumidor –consumer-, apareciendo formalmente en la obra de Marshall McLuhan en los años setenta para describir los cambios a darse a raíz del crecimiento tecnológico de la sociedad y las repercusiones que este fenómeno tendría en las dinámicas comunicativas e interactivas de los usuarios en los diferentes medios y contextos. Asimismo, Alvin Toffler citado en Sánchez y Contreras (2012) definiría al prosumidor como una persona que produciría contenidos en función de sus necesidades de consumidor, modificando hábitos laborales –sin necesidad de desplazamiento- y las condiciones de una economía volátil en cuanto las producciones serían renovadas a partir de la oferta y demanda.
Para el siglo XXI el prosumidor se convierte en un concepto polisémico, capaz de aludir a elementos híbridos en distintos campos sociales, económicos y culturales, sin embargo, es notable en su conceptualización, que es una figura que ha surgido en su forma más contundente en el mundo de la web 2.0 (Giurgiu u Bàrsan, 2008). Aspecto reseñado en profundidad por autores cuando el término empieza a tomar auge en usuarios de la red que realizaban sus contenidos de forma autosuficiente, sin intermediarios, mas si con diversas herramientas capaces de solventar necesidades propias. El vocablo, en principio tomó mayor impacto en el ámbito de la economía para definir al productor de elementos y valores, sin embargo, con la revolución tecnológica, se enriquece su proyección en diversos campos, pasando de ser un concepto obsoleto a tomar su naturaleza prospectiva en las dinámicas del cibernauta.
Teniendo en cuenta la complejidad del análisis del fenómeno educativo y la repercusión de lo virtual, La investigación adopta un enfoque cualitativo (Sautu et al., 2005; Miguel Valles, 2003), para establecer relaciones o tendencias sociales y datos provenientes del análisis de la exégesis documental. En este tipo de metodología, se consideran varias fuentes o documentos primarios acordes con el objeto de estudio. A nivel de tratamiento de datos emergentes de la teoría general y sustantiva (Sautu et al., 2005) se recurrirá a la comparación constante (Valles, 2002), lo que confiere mayor fiabilidad y pertinencia de los resultados, posibilitando una fundamentación del análisis de datos efectuado con el software Atlas ti. Desde el proceder cualitativo, también se procede a un análisis descriptivo de las literaturas consultadas, es decir, la proveniencia o el país del estudio, el número de artículos por su tipología (Paper, tesis de posgrado, libro resultado de investigación y conferencias). En ese orden de ideas, la parte de fiabilidad de los textos primarios se apoya en una relación demográfica y a la vez desde: la fundamentación de la categoría (En el software es igual a conocer el número de citas por código), y la densidad de relación de subcategorías (En Atlas ti. se traduce en la cantidad de relaciones conceptuales entre códigos) para desarrollar un esquema de concurrencias circunscritas en los preceptos de la Grounded Theory (Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 2002, p.13) con apoyo del software Atlas ti. Para Strauss y Corbin (2002), la teoría fundamentada puede ser utilizada para un mayor entendimiento de un fenómeno ya estudiado, así poder profundizar en él; como es el caso de la conceptualización del prosumidor, desde su enunciación en los años setenta a la trascendencia del concepto en el campo educativo de la actualidad.
La búsqueda de los documentos se realizó a través de bases de datos virtuales especializadas como: Sciencedirect, Scielo, Redaly, Dialnet, Google académico, entre otras. Además, Se contemplaron 105 documentos de los cuales 40 referían directamente al objeto de estudio: Docentes-prosumidores. Los documentos seleccionados se recopilaron y guardaron como archivos digitales en los formatos pdf y rtf., cuyo fin es organizarlos y analizarlos bajo la herramienta o software Atlas ti.
Figura No. 1: Tipología de documentos primarios utilizados en el estudio.
De manera previa al proceso de codificación o clasificación de la información se formularon 3 categorías (Web 2.0 en la educación superior, Docente-prosumidor en el campo educativo y TIC y herramientas utilizadas en la web 2.0) y 9 subcategorías para que sirvieran como referente para la clasificación de la información. Estas categorías se construyeron desde la discusión y conceptualización de teorías de autoridades académicas en el tema web 2.0 y prosumidores (Alvin Toffler y Marshall McLuhan), además de investigaciones efectuadas sobre el tema por el grupo de investigadores3. Por ende, es muy importante el conocimiento exhaustivo que haya sobre el tema por parte del grupo de investigación. En la gráfica se presentan las categorías creadas inicialmente con sus respectivas sub-categorías.
Figura No. 2: Fundamentación de los códigos respectivos a las sub-categorías.
El hallazgo fundamental del estudio estuvo encaminado a caracterizar los roles y funciones del docente prosumidor, a partir del análisis de las implicaciones de los preceptos de la web 2.0 en la educación superior. Igualmente, la investigación estableció una reflexión en torno a la prioridad de formar docentes bajo esta condición colaborativa y participativa del prosumidor, al aprovechar las TIC como estrategia de incentivación e integración de experiencias significativas de los educandos. En este apartado, se buscó de manera crítica y reflexiva, orientar la acción prosumidora del docente, más allá de la raíz y uso del término en campos de gestión y administración, a una extrapolación crítica en el discurso pedagógico, empleando las nociones de interacción, colaboración y autonomía como base principal para una transformación actitudinal del docente en la articulación del paradigma de facilitación del aprendizaje en su quehacer profesional.
Subsecuentemente, el manuscrito permite comprender la importancia en el contexto de la educación superior de la investigación formativa realizada por el docente, en aras de conocer las limitaciones, avances y estrategias, tanto pedagógicas como didácticas para realizar una acción prosumidora, consecuente con la especificidad del proyecto educativo de cada comunidad académica y con énfasis en los ritmos de aprendizaje de sus educandos. Para ello, el rol docente-investigador se muestra de manera transversal e interdependiente a los roles y funciones a mencionarse a continuación.
Parafraseando a Sánchez y Contreras (2012), la dimensión característica del prosumidor, convoca una acción de empoderamiento, cuyo valor intrínseco radica en la defensa de los derechos y valores del respeto a la acción ciudadana de transformar su entorno y mejorar la calidad de vida. El ciudadano común, el experto, el profesional e inclusive las personas con limitaciones, son capaces de transformar y aportar al desarrollo socio-cultural, por ende, el cambio de rol de simple receptor debe ser gradual, conforme su participación creativa, sea medular en la acepción de libertad de expresión e intervención ante aspectos que entran en detrimento en la dinámicas éticas, políticas y estéticas.
Los prosumidores se empoderan toda vez crean, construyen e innovan, dejando de lado ese rol primigenio de esperar a que llegue a él lo producido por otros, la inconexa forma de hacer contenidos y servicios para otros era cuestión de eruditos, sin embargo, ahora en el polimorfismo todos tienen la condición de incentivar o crear algo, pero no algo aislado o resultante de un esfuerzo individual, pues es el prosumidor una razón de los prosumidores en conjunto. No se puede refutar algo que no se conoce, es el viejo adagio que consecuentemente abre el camino al empoderamiento del prosumer, más allá de producir, provee iniciativas para que otros hagan algo para el cambio, una transición eximida de la neutralidad, pues siempre hay una postura política, acorde a desvirtuar o legitimar poderes, inclusive los tecnológicos, pero “ surge el prosumidor, que conoce cómo se realizan los medios y las mediaciones, que exige el lugar que se ha ganado para ejercer una ciudadanía vigilante ante las injusticias.” (Sánchez y Contreras, 2012: 80) acto seguido a la reivindicación de una acción prosumidora empoderada en la necesidad de alfabetizarse y crear un pensamiento crítico hacia la transformación social.
Ante esta alternativa de cambio, los poderes o gobiernos de turno buscan aislar e individualizar las masas, pues la atomización en términos de Islas (2008) usufructúa la pasividad y sumisión para extender el control, esto conlleva a la fragmentación de recursos que unidos tendrían una resonancia mayor para proclamar cambios. Las fuerzas independientes, son por el contrario, esa reunión de personas conscientes de su acción ciudadana, la cual se nutre de una consideración prosumidora hacia el uso crítico de los medios de comunicación, cuyo factor es el de buscar replantear esa pasividad controladora de la cual habla Chomsky (citado por Islas, 2008). En la actualidad, con la ecología de medios y el amplio radio de resonancia de las acciones de los prosumidores, es más contundente hablar de una autonomía, bien sea de convicción o seudoimpuesta, pues difiere en el hecho de buscar información, comprometerla a un fin y tener la convicción de que esa búsqueda aporte a corto o largo plazo a un cambio anhelado.
Entonces, se recalca en la importancia de la búsqueda autónoma para desarrollar procesos de emancipación y empoderamiento, en tanto ésta acción determine exhaustivamente una profundización a la verdad – una verdad transitiva-, que en términos de la Modernidad aproxima al conocimiento, a la libertad. De este modo, la diferencia entre prosumidores y consumidores, es la instancia del conformismo, aquel que se percibe cuando hay una recepción convencional de lo ofrecido por los medios de comunicación a través del fraccionamiento, la dosificación y manejo de la información (Islas, 2008); el prosumidor indaga y decanta en aquellas fisuras dejadas por una unidireccionalidad impuesta, bien sea desde el contexto educativo formal e informal.
Pier Giuseppe y José Gil (2012) infieren acerca del rol del docente, el papel que desempeña la universidad en la toma de conciencia, y en el direccionamiento de una propuesta que haga partícipe la renovación de los procesos de enseñanza-aprendizaje, la cual viene mediada por el proyecto educativo institucional, sumado a aportes de docentes propositivos como parte de una inclusión de experiencias exitosas, que puedan ser desarrolladas a nivel macro en cada una de las facultades y programas de las universidades. Consecuentemente, las universidades comienzan a analizar las implicaciones de estas modificaciones del perfil docente, en tanto el primer aspecto a tener en cuenta es su labor investigativa, indispensable para el mejoramiento de la calidad en educación superior. Seguida a la investigación, se produce la construcción de perfiles asociativos entre los docentes, cuya finalidad es la colaboración e integración de aspectos pedagógicos y didácticos, que potencialicen la acción docente en el aula y fuera de ella. Por último, la finalidad de este emplazamiento de roles del docente debe encaminarse a unir los anteriores aspectos en asociación de los beneficios del uso crítico de las tecnologías educativas.
En principio ese emplazamiento de roles, lleva al docente a asumir un papel de tutor (Giuseppe y Gil, 2012), en el cual se ve reflejado la forma de articular competencias comunicativas, tecnológicas y pedagógicas al servicio de una orientación en la facilitación del aprendizaje de los estudiantes. También es un actor que planifica y gestiona, en la medida que establece elementos metacognitivos que llevan al educando a la acción de reflexionar sobre las formas de aprender, además, posee un perfil evaluador, no solo de sus estudiantes sino de su propia acción y la de sus colegas, y principalmente el rol investigador, pues le permite tomar una postura interpretativa o crítica sobre los hechos y novedades para consolidar una orientación teórica y metodológica acorde con los intereses y dificultades sucintas en el ámbito de la profesión docente.
El perfil docente si bien es denotativo al sujeto y su acción profesional, ve en el grupo social su validación y aceptación, pues el papel o rol a desempeñar depende de los roles de sus colegas y estudiantes, por lo que se llega a pensar en lo intersubjetivo del rol docente, como algo que adquiere características colectivas, transformándolo o validándolo en una especie de comprensión y compartición de significados enmarcados en diálogos, creencias, valores y paradigmas coexistentes en la institución educativa. Giuseppe y Gil (2012) aluden al perfil docente como algo complejo, en permanente construcción y ligado a unas competencias, dimensiones e indicadores que son la carta de navegación a una perspectiva dialógica y transformadora, producto de la incursión de las TIC en el escenario educativo.
Este rol de prosumidor-docente resalta tres ejes (diseño, comunicación y evaluación) principales, cuyo valor en la acción sinérgica de recibir y emitir –EMIREC4-, conlleva una acción colaborativa, de respeto y valor ético. Sin estos precedentes la acción del prosumidor queda relegada a un aditivo viciado de las prácticas tradicionales desde las que el estudiante es un reservorio de información, sin ninguna capacidad de aportar y apoyar en la construcción del conocimiento. A su vez, cada eje principal se ve intrínsecamente asociado al componente investigativo, valido si se desea un progreso hacia la arquitectura crítica y contextualizada de conocimientos.
Ha de aclararse que el rol de docente-prosumidor, entabla una relación no solo con estudiantes, se basa internamente en el dialogo interpares y coordinadores que nutre su labor y le permite conocer sus debilidades y fortalezas, así pues, en las primeras fases la labor del prosumidor estarán volcadas a la relación de pares docentes, para luego en posteriores fases de interacción, se asuma una correspondencia sinérgica con estudiantes, bien sea del programa u otros pertenecientes a una comunidad que desea hacerse partícipe de la interacción y el aprendizaje. Seguidamente a esta acotación, se especifica cada uno de los ejes descriptores del rol docente-prosumidor, tratando de manera general elementos y funciones subyacentes de su acción analizadora y expresiva.
El docente-prosumidor es consciente del paulatino cambio en su rol y funciones, en la medida que su reflexión y autocrítica le acerque a develar debilidades y fortalezas en el uso y articulación de las TIC dentro del campo educativo, más exactamente en el aula de clases. No obstante, más allá del dominio de las herramientas y recursos de esta tecnología, debe centrarse en conocer el lenguaje usado en dichas mediaciones para acercarse al dialogo con los educandos y obtener una participación acorde con la interacción desarrollada en contextos presenciales, virtuales, mixtos –virtual y presencial e inclusive en procesos de aprendizaje móvil.
A continuación se precisa sobre algunas generalidades del eje de comunicación presentes en la acción del docente, que adquiere referentes de un prosumidor solventado por el uso crítico de las TIC a la luz de lo expuesto por Salinas (1997) Albenis Cortés (2012) y Wallace Raven (2003):
Suscitar diálogos abiertos y conversatorios que determinen fortalezas y debilidades en el grupo, de acuerdo con el uso de las TIC o en los aspectos propios de contenidos y estrategias didácticas a utilizar.
Guiar el aprendizaje activo, participativo y crítico en los estudiantes a través de acciones específicas, en las cuales se lleve a cabo actividades para encaminar la creatividad e innovación de los educandos en función de la retroalimentación de los métodos, plataformas y protocolos a realizar en el ambiente educativo.
Partiendo de la retroalimentación y el constante seguimiento que hace el docente-prosumidor, es necesario que la comunicación permee pragmática y semánticamente las acciones formativas de los educandos, esto se logra en principio gestionando y orientando el proceso a partir de conversaciones grupales e individuales acordes con las necesidades surgidas durante la interacción.
Los flujos comunicativos constantes, abiertos y propositivos dan cuenta de ambientes de aprendizaje soportados por apoyo de las TIC, cuyo valor intrínseco se vuelve sinérgico, pues la labor prosumidora del docente y el estudiante emplea una condiciones intersubjetivas, ilocutivas y perlocutivas necesarias para unos actos del habla dialógicos y contextualizados en la formación en educación superior.
Un aspecto esencial en esta dinámica comunicativa de los prosumidores en el campo educativo, tiene incidencia en las formas y medios de promover, compartir e intercambiar información (Cortés, 2012) entre el docente y el grupo de estudiantes, pues si bien las TIC facilitan este proceso, es también menester de los prosumidores consolidar estrategias pertinentes y acordes con los recursos adquiridos para publicar dicha información.
La instrucción y orientación son elementos dependientes de la comunicación, por lo tanto, el docente-prosumidor al igual que sus inter-pares deberán tener actitudes, hábitos y valores éticos y estéticos necesarios para producir diálogos y cadenas informativas necesarias para una interacción apoyada en las TIC y la web 2.0. Esta última ofrece una cantidad de posibilidades constitutivas en pro de facilitar la conversación sincrónica y asincrónica, para lo cual el docente-prosumidor deberá tener las actitudes de sensibilidad, incentivación y moderación. Raven (2003) habla de un profesor estratega, asertivo, mediador y precursor, a lo cual se suma el factor relevante en este estudio y es la actitud crítica de fomentar y conducir una acción pedagógica, tanto autoreflexiva como referente a la identificación de sus estudiantes.
Este factor quizá ha sido relegado a una visión somera de proyecto en la educación superior, sin embargo, ha de aclararse que el proyecto en sus dimensiones creativas, propositivas y formativas conducen a una práctica de acercamiento hacia los referentes de una investigación formativa. Así pues, en el docente-prosumidor debe haber un rol de investigador, sustancial y acorde con sus prácticas profesionales, éticas y políticas, pues no hay mejor manera de confrontar, producir y perfeccionar los conocimientos que la investigación, producto de los intereses y particularidades del contexto de la comunidad académica del docente.
De otro lado, el docente debe incentivar el espíritu investigativo de sus educandos, al respecto Mayorga, Madrid y Núñez (2011) refieren a unos elementos importantes para este cometido académico:
Avivar la curiosidad y la creatividad a partir de la vinculación de intereses de los educandos, en tanto la involucración de su acción prosumidora lo lleve a determinar un pensamiento divergente que indague en los preceptos y teorías.
Propiciar retos que lo lleven a alcanzar un nivel de descubrimiento a partir de métodos alternativos, pero a la vez consecuentes de un modelo explicativo concurrente en el análisis y observación de la relación del fenómeno a estudiar.
Orientar el don de la pregunta, establecer cuestionamientos tales como: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con qué? ¿Cuándo? ¿Para quién? Entre otros, estos hacen del ejercicio de investigación formativa un aspecto metacognitivo, al tratar de regular actitudes y aptitudes de hábitos investigativos.
El poner a consideración experiencias del docente-prosumidor, tanto en lo pedagógico como en lo profesional, lleva a lograr un acercamiento colegiado que incentiva la actitud propositiva de los educandos. Ahora, en lo concerniente a la investigación, el llevar ejemplos de proyectos de investigación, líneas de investigación o experiencias de socialización y publicación a los estudiantes o de estudiantes a profesores, hace más enriquecedor el proceso formativo en este ámbito.
El nivel de investigación entre prosumidores debe reconocer también la valoración, protección y cuidado de las producciones realizadas en el contexto educativo. Si bien es cierto, es importante compartir y dar a conocer los resultados de la acción investigativa, es relevante conocer los derechos y beneficios de cierta producción académica, lo cual incentiva a seguir desarrollando procesos que vinculen a la sociedad, en tanto a la vez se reconoce la labor de un académico en función de contribuir a las necesidades y problemáticas sociales. En resumen, se busca a través de la investigación que el docente pueda impulsar una acción de empoderamiento en sus educandos.
Para concluir, este estudio, a través de las fuentes consultadas analiza la falta de profundidad que hay en los procesos de articulación de las TIC en la educación superior, de crear e incentivar semilleros de investigación, cuyo valor se ve imbricado en la posibilidad de fomentar valores y actitudes investigativas, así como, establecer dinámicas teóricas y metodológicas que beneficien al grupo académico y nutran los espacios de interacción a partir de producciones acordes con problemáticas emergentes durante el desarrollo de la formación. En ese orden de ideas, se hace importante con investigaciones en profundidad, esclarecer cuál es el papel del docente en la formación de semillero y analizar la forma en que se aplican las TIC para beneficiar esta actividad de gran relevancia en la formación universitaria.
En este punto es clave recordar que los ejes, si bien se presentan de manera aislada para profundizar en sus implicaciones, son una unidad del rol prosumidor en el contexto educativo, es decir, actúan indistintamente de una etiqueta o un tiempo específico. Pues a diferencia de los roles y funciones asumidos por un docente en términos de su acepción presencial o virtual, el prosumidor es sinérgico no solo en su labor como productor-consumidor, sino además incentiva a la par una acción productora de sus educandos, por lo que la práctica docente no solo es coherente en su acción pedagógica y didáctica, también lo es en su papel de evaluador; alimentado de los ejes de diseño, para elaborar estrategias, instrumentos de seguimiento y autoevaluación; la parte comunicativa, indispensable para opinar, motivar y retroalimentar; y así la misma evaluación será la ruta guía que modifique, valide y establezca alternativas de cambio, tanto en prácticas del docente en el diseño, comunicación e investigación como ejes fundamentales de la acción prosumidora.
La retroalimentación o feedback en estos procesos educativos mediados por TIC es un componente importante, pues se necesita de manera continua conocer las debilidades y fortalezas de los estudiantes en el plano individual y colectivo para mejorar los procesos pedagógicos y establecer correctivos en la manera de interactuar, por lo que es imperante la comunicación a través del dialogo, el ejercicio escritural y los mensajes hipertextualizados como herramientas mediadoras de la evaluación. La evaluación del rol docente-prosumidor, es una acción que asocia las funciones desempeñadas en la doble vía de analizador y configurador de espacios y productos necesarios para el aprendizaje. Así pues, su acción de organizador, planificador, gestor, evaluador y dinamizador se ven circunscritas en los ejes ya mencionados, cada uno con la particularidad de unir significativamente las actividades colaborativas e individuales asumidas por el docente junto con sus pares profesionales y pares estudiantes-prosumidores.
Adicionalmente, como profesional en pedagogía y didáctica, el docente investiga sobre las formas de evaluar, al tratar no solamente aspectos formales del proceso, también con mayor importancia, los elementos conceptuales que validen el proceso evaluativo. Es fundamental que toda sistematización, producto de la evaluación constante a lo largo del acompañamiento o facilitación del aprendizaje, esté precedida por un acervo teórico y metodológico concordante con la investigación efectuada por el docente y por el plan educativo manejado en la institución. Cortés (2012) atribuye en suma, la viabilidad de manejar una autoevaluación, una co-evaluación y una hetero-evaluación alejada de cierto modo del funcionalismo y el dato, para pasar a un nivel descriptivo, interpretativo y propositivo que dé cabida a innovadoras propuestas pedagógicas solventadas por el uso adecuado de las TIC en la educación superior.
A raíz del problema planteado en la investigación acerca del cambio de rol del docente en el aula, producto de una transición al paradigma de facilitación de aprendizaje, se puede establecer a través del análisis teórico-conceptual planteado en este estudio, que no se trata solo de una permutación figurativa, sino de la convergencia de varios perfiles y funciones para contemplar un papel dinámico –prosumidor-, incluyéndolo además en prácticas formativas fuera del aula. Por ello, el rol del docente busca fomentar la dialógica, pues la lucha de contrarios y el antagonismo del estudiante, producto de la dialéctica manejada en las relaciones de saber-poder, cambian con la inclusión de la web 2.0 en el campo de la educación superior. Los resultados muestran como la integración de ejes de acción de diseño, comunicación, investigación y evaluación proveen al docente una labor compleja, orientada a reformar las maneras de interactuar y conocer en conjunto, si se tiene en cuenta que el educando es un sujeto con experiencias, conocimientos y aportes ávidos de ser comprendidos en el marco de una colaboración, en la cual tanto docente como estudiante aprenden de manera sinérgica. Por ello, la discusión de estos resultados girará en torno a los obstáculos que puede tener el docente para sumir este papel dinámico, pues no solo se trata de una transición de escenarios, estrategias o recursos, también lo es en términos de actitudes, formas de investigar y modos de comprender la facultad de formar la autonomía propia y del estudiante como base de cambio educativo.
Las modificaciones del prosumidor están presentes en cualquier momento y en constante movimiento, cuyo valor reside en la personalización, rendimiento y los cambios creativos (Daniel Araya, 2008) realizados para mejorar la calidad de la interacción. Los repositorios en el campo educativo son la fiel premisa de este hecho, en tanto la facilidad de acceder a diversos recursos educativos e informaciones de distintos temas se van nutriendo desde la colaboración de expertos e investigadores que construyen redes de comunidades académicas en torno a un objeto, hasta el punto de desarrollarlo con un margen de especificidad, susceptible de ser importante a manera de representación de ese objeto de estudio.
Sánchez y Contreras (2012) develan en las redes sociales una emergente forma de actuación de los prosumidores, pues su capacidad de difusión, acceso y personalización permite emitir y recibir mensajes o recursos de forma casi inmediata. Aunque en estos espacios se incurre en prácticas de ocio y entretenimiento, hay autores como Islas (2008) que le atribuyen desde el precedente de la web 2.0 una importancia a la hora de establecer espacios comunicativos y de interacción provechosos en la educación formal e informal, no solamente a nivel técnico o comunicativo, sino además en el ámbito de la consolidación de estrategias de búsqueda, gestión y procesamiento de la información inherente a la web.
Las instituciones educativas cada vez más ven en las web 2.0 el espacio idóneo para desarrollar competencias mediáticas encaminadas al aporte de conceptos y experiencias necesarias en el desempeño del individuo en la actual sociedad de la información. De esta forma Aparici (2011) ha puesto a consideración reflexiones sobre una serie de políticas educativas que favorezcan la condición de prosumidores como figuras dinámicas, colaborativas y creativas, de gran apoyo al cambio de acciones memorísticas y reproductoras del modelo tradicional que se lleva a cabo tanto en la escuela como en la educación superior.
Uno de los principales problemas a la hora de involucrar la figura del prosumidor en el contexto de la educación superior, es lo enunciado por Aparici (2011) sobre el anclaje persistente en las instituciones a través del modelo industrial de educación, el cual se fundamenta en el paradigma transmisionista para prolongar una formación técnica-tecnológica especializada, conforme con las demandas de consumo y al axioma de la producción fabril por medio de las implicaciones de una cultura de cesión más que de transformación. En ese sentido, las universidades, sus metodologías y discursos pedagógicos, se ven circunscritos en una labor docente imperante, por lo que el educando actúa de manera pasiva en el aula de clase, sin ninguna consideración dialógica. Igualmente, el impacto de las TIC se ha visto relegado al proceso de consecución de este paradigma, llevando a utilizar el acervo conceptual y práctico en aras de favorecer la comunicación unidireccional, y una interacción sesgada a los preceptos de una comunidad educativa renuente a las posibilidades de cambio, ofrecidas bajo una postura crítica y reflexiva del uso de las TIC.
De igual forma, la acción comunicativa es incoherente con la posibilidad que tienen las instituciones educativas de una cultura del reciclaje de medios, acorde con el uso de diversas maneras de acceder a la información y darle un valor interpretativo por medio de una alfabetización digital. Por el contrario, se usa esta cultura del reciclaje para crear una bifurcación en la formalidad; aquella que sataniza el discurso de las mediaciones tecnológicas y sus efectos nocivos en la concentración, tanto de docentes como de educandos e informal, a modo de un espacio para explorar información de diversa índole, claro está, que sin un direccionamiento desde los escenarios formales de educación, no es posible adquirir estrategias y hábitos concomitantes a la metacognición como puente cognitivo, cultural y actitudinal entre estas dos posibilidades educativas.
Específicamente, una de estas rutas de cambio se sustenta en la necesidad de implementar la web 2.0 y toda su riqueza informacional, interactiva y de retroalimentación al menester educativo, sin embargo, los recursos ofrecidos en esta alternativa, son usados de manera inconexa a las perspectivas pedagógicas, curriculares y evaluativas que han surgido como nuevos escenarios de discusión a través de líneas de investigación. Por ende, autores como Salinas (1997) afirman la falta de un proceso de transición coherente para implementar el potencial de la web 2.0 a la educación, cuyo factor de aplicación se ha centrado en gran medida en generar aulas virtuales de aprendizaje, y ambientes virtuales con participación del docente como pilar central y los educandos como receptores sin posibilidad de adaptarse o modificar el ambiente de aprendizaje en acopio a sus particularidades e intereses formativos.
Cabe aclarar que este caso no es general y hay universidades que dentro de sus marcos proyectivos del plan educativo contemplan una formación docente, encaminada a establecer pautas continuas de formación para el mejoramiento de las actitudes y habilidades de los docentes en el uso crítico y reflexivo de las TIC, no obstante, surge paralelamente un fenómeno, y es el de la singularidad progresiva de ciertos docentes que conciben el uso de las TIC, las apropian y les dan un sentido de pertinencia en su quehacer profesional, revitalizando su rol en un agente dinámico con actitud de constante aprendizaje, pero mientras esto puede suceder en un caso excepcional, la mayoría de docentes muestran apatía o dificultad para dar premura a lo ya anunciado como rol fundamental de un prosumidor; es la capacidad de empoderarse y hacer de las TIC una posibilidad de emancipar y dar autonomía a otros que de la mano con su convicción establecen lazos dialógicos de comunicación y aprendizaje. Cuando este fenómeno se yuxtapone en el plano institucional es inminente que al tener una propuesta singular de cambio, esta no presenta el eco suficiente para trascender y convertirse en una innovación educativa, por el contrario la fortaleza de dicha idea se va diluyendo conforme el respaldo y apoyo se ven obstruidos por la posibilidad de extrapolar la experiencia y hacerla partícipe de una renovación micro o macro pedagógica.
Un ejemplo citado por Aparici (2011) en referencia a los aportes de Mario Kaplún, infiere la dependencia del docente al libro de texto, sopesada por la necesidad del dato y su característica cuantitativa, cuyo valor da al educador la confiabilidad de asegurar, imponer y determinar un esquema de enseñanza-aprendizaje, sin la posibilidad de ver en el otro una fuente indispensable de aprendizaje, capaz con el diálogo y la participación de fomentar dinámicas enriquecidas por el hecho de una producción pedagógica dialógica. Aunado a este factor, el docente sigue privilegiando la memoria, la definición y la desvinculación de las experiencias de los educandos, por lo que la labor del docente-prosumidor será la de reivindicar el factor interpretativo, conceptual y de experiencias de los educandos, lo cual es más pertinente en términos comunicativos a través de una vinculación coherente de las TIC en el aula de clases y fuera de ella.
Al hacer la revisión de diversos documentos primarios de educación, se encuentra como característica principal un lenguaje que paulatinamente ha incorporado terminología y neologismos de otros campos como lo es el empresarial, el marketing, la economía, entre otros, insertándose a través de los puentes político-neoliberales y todo el conglomerado de un escenario globalizado que cada vez más piensa en una aldea homogénea, susceptible de homologar, trasladar y estandarizar todo aquello que dé cuenta de una mano de obra estable. No obstante, el grupo PYDES aboga por la reflexión que reivindica la posibilidad de conocer históricamente y lingüísticamente cómo estos conceptos irrumpen en la educación, especialmente la de orden superior, a lo cual se suma el hecho de concebir un nivel crítico en el discurso para lograr en dichos términos una posibilidad de anclaje representacional desde la perspectiva de su análisis y repercusiones a largo plazo. Por consiguiente, la investigación pone de manifiesto el tratamiento empresarial y económico que tiene el concepto de prosumidor, sin desconocer que pueda adquirir un valor educativo orientado a otorgarle desde la investigación, una acepción educativa en torno a lo autónomo, lo empoderado y la posibilidad de transformación social.
Se ultima en el estudio que los inconvenientes en la actividad emergente de un docente-prosumidor, podrían enfocarse en el problema de las actitudes y compromisos a adquirir para la transformación de roles y funciones del maestro, en pro de utilizar de manera consciente y reflexiva las mediaciones tecnológicas, especialmente, lo concerniente a la web 2.0. Por lo tanto, el temor, la falta de conocimiento y el desarraigo son aspectos clave a la hora de analizar el factor de diseño y gestión de recursos virtuales en educación superior. Así pues, se concluye que el docente y su formación en este tipo de adaptaciones tecnológicas van de la mano con una predisposición de los mismos para afrontar los cambios en esquemas de enseñar, que ahora están encaminados a un paradigma de facilitación del aprendizaje.
Para que el docente asuma el papel de prosumidor empoderado, es sustancial consolidar un proceso de transición pedagógica en acopio a los beneficios de implementar las TIC en la educación superior, sin embargo, también lo será la capacidad crítica de los docentes, pues como afirma Henry Giroux citado en Carlos Rodríguez y José Belver (s.f.), los medios de comunicación para las masas se han convertido en monopolios que son capaces de establecer en la triada: pedagogía, poder e identidad de Peter MacLaren, inusitadas formas de control, mercantilización y consumo, frente a las cuales, desde la perspectiva del grupo PYDES, los docentes deberán tener un papel crítico conforme su acción pedagógica involucre una postura y argumentación coherente, producto de la investigación formativa o aplicada, para enfrentar estos acontecimientos que claramente permean los medios de comunicación e inclusive los recursos de la web 2.0.
Por último, sin duda son varios los obstáculos a los que se enfrenta el docente ante el impacto de las TIC en el escenario descrito como sociedad de información, pero uno de los mayores retos a resaltar desde el estudio presentado, sin lugar a dudas, es confrontar la posibilidad autorreferencial, es decir, su posibilidad de conocer a través de la autoreflexión, con base en una permanente valoración de sus prácticas profesionales, siendo consciente de la necesidad de una constante formación, sumada a la relevancia de articular su labor docente con el acto investigativo, aquel que renueva y produce conocimiento en torno a sus necesidades e intereses asociados con las problemáticas subsecuentes de su quehacer docente, y la prioridad de articular lo que se investiga con las experiencias y ritmos de aprendizaje de los educandos.
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